De ocho a los doce años, su hijo (hoy un adolecente de 16 años), fue un asiduo consumidor de los pasatiempos en el celular y videojuegos, al día eran más de diez horas en esa actividad, descuidando los quehaceres escolares y hogareños.
Mientras se disfruta de un café un domingo del presente mes, este padre confirma que su vástago, al igual que muchos otros infantes, adolescentes, incluso, adultos, fue un adicto a los videojuegos.
“Su pasión por este tipo de entretenimiento era tal, que se tuvo que optar por retirarle de su habitación estos equipos, eran las once de la noche, si entrabamos al cuarto estaba jugando, cuando debía estar dormido”, explica este progenitor de una pareja de hermanos (16, 22 años), ahora, Luis, como se llama el adolescente, y a quien su padre, solicito se obviara el apellido, dejó de lado estos juegos, está enfocado en la práctica de deportes un tanto extremos, como es bicicletas montañeras y el senderismo, donde su padre, con frecuencia, le acompaña.
Vivir diferente
Para una solución a ese inconveniente, la psicóloga Soledad Sierra, del equipo de profesionales de la Policlínica “Dr. Miguel Cárdenas Barahona” en Las Tablas, recomendó alejar a las personas de eso que le causa la adicción, “ponerlos hacer cosas distintas, activarlos en otras cosas”.
Por ejemplo, – cita la especialista- que practiquen actividades como nadar, senderismo, arte, ya que “si están en clases de natación no van a poder usarlo, si están ayudando en la finca, tampoco, si están en clases de pintura, menos podrán usarlo”.
En tanto, la Dra. Vanessa Flores, coordinadora nacional de Salud Mental de la Caja de Seguro Social, resalta que este tipo de adicciones pueden ser nocivos, especialmente en la etapa escolar, resaltando que es esencial crear lazos entre padres e hijos que les permitan «funcionar como factor preventivo ante estos casos».
