Juan es un chico de 16 años que en esta etapa de su adolescencia, busca su independencia, necesita distanciarse de la relación de protección y dependencia de sus padres para adentrarse en el mundo adulto y encontrar su propia identidad.
Pero en este proceso, son muchas las dificultades que por su actitud se producen, desde problemas con sus padres, discusiones continuas y constantes desacuerdos, que lo frustran y mantienen insatisfecho, por como lo tratan y se exaspera del comportamiento que según tienen, hacia él.
El chico intenta que sus padres cambien de actitud, las discusiones surgen por los nuevos privilegios que desea adquirir como ampliar el horario de salida, libertad en la escogencia de su ropa, peinado, etc.
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Se siente desorientado por los cambios que está sufriendo, tanto fisiológicos, como en su forma de pensar y sentir, por lo que experimenta sensaciones nuevas desconcertantes; como consecuencias de estos cambios están las pérdidas de control sobre sus emociones, por lo que quebranta, rechaza las reglas y normas tanto de sus padres, de su colegio o todo aquel que considere una autoridad, ya que las considera ilógicas, absurdas, se niega a cumplirlas.
¿Qué es la rebeldía?
La Lcda. Marissel Barrios, psicóloga de la Policlínica San Juan De Dios de la Villa de Los Santos, indica “que un acto de no controlar y no manejar una emoción en el momento, sobre todo cuando una persona se satura de mucho enojo y se convierte en ira, provoca la rebeldía, la cual normalmente se da a causa de situaciones significativas, inclusive no significativas, que van a depender de la vulnerabilidad de la persona en el momento.
Los adolescentes presentan rebeldía como algo natural es su proceso, indicó la especialista, por lo que se pueden observar algunas señales desde la pre adolescencia o desde la pubertad (9 y 10 años), donde se notan algunos cambios en la conducta de los niños, previo otra etapa
MARISSEL BARRIOS, PSICÓLOGA
Estos cambios se traducen en “un poco de desobediencia o como comúnmente decimos, pueden ponerse malcriados, groseros, les afecta todo lo que se les dice, ya no quieren ser partícipe de las actividades de la familia, prefieren estar encerrados, porque todo les molesta”, indicó la Lcda. Barrios.
Un ejemplo sencillo de las señales de rebeldía, destaca la psicóloga, es cuando se le hace la salvedad de que tiene que sacar la basura y este acto tan sencillo, es motivo de enojo, que grite, de que diga palabras inadecuadas y arme un revuelo por algo que no es tan importante.
Inteligencia emocional vs rebeldía
Destacó la Lcda. Barrios que desde pequeños, “se le debe enseñar inteligencia emocional a los niños, por lo que sugiere a los padres primero regular sus propias emociones para poder transmitirle a como dosificar las de ellos, haciendo mucho más fácil el manejo de cuando se entra en la etapa de la rebeldía normal”.
Señala la profesional de salud mental, que si no orientó a su hijo sobre cómo controlar sus emociones, lo primero que debe hacer es no enfrentarlo, para no crear más agresividad, sugiere que si el chico le responde de mala manera o le falta el respeto, el adulto se calme, no diga nada en el momento y dejar que el adolescente descargue su ira, ya que algo le debe estar pasando en el momento y una vez que todos estén calmados, puedan conversar sobre la situación que se dio.
Aconsejó que desde pequeños se le debe inculcar que en casa existen normas que se deben respetar, lo que en el futuro facilita el dialogo y provee las herramientas para conversar con el joven y se mantenga el respeto hacia los adultos.
Comunicación base de todo
Recalcó la psicóloga que si se tiene buena comunicación con los jóvenes esta etapa puede sobrellevarse, por lo que es importante la forma como se le habla a estos chicos, ya que los resultados serán diferentes si se les habla de una manera clara, pausada, calmada y con respeto.
¿Cuándo acudir al psicólogo?
Se debe buscar ayuda cuando los padres observan que no pueden con la situación, que hay un desequilibrio en su relación, destacó que primero debe ir el adulto a orientarse sobre cómo puede manejar ese comportamiento desafiante que existe y así poder brindarle las herramientas emocionales para que pueda existir una convivencia sana en la familia.
Recomendaciones
Establecer normas y límites adecuados, ya que todo joven necesita los linderos de hasta dónde puede llegar, explicó la Lcda. Barrios, al destacar que algunas veces se pueden negociar y hay otras, en donde es necesario que se tenga la normativa presente.
También es importante darle responsabilidades acorde a su edad, para que puedan ir equilibrando su vida y puedan manejarse mejor en la vida adulta, ya que el poder aprender a gestionar sus emociones es un factor importante en la vida de todo individuo.