Los riñones realizan funciones vitales para el buen equilibrio de nuestro organismo, como la depuración (limpieza) de toxinas en la sangre, fabricación de hormonas que estimulan la producción de los glóbulos rojos, regulan la hipertensión arterial, mineralizan el esqueleto y permiten la operatividad de todas las células del cuerpo.
Ambos riñones cada día limpian 190 litros de sangre y eliminan alrededor de 2 litros de orina formada por productos de desecho y el exceso de agua del organismo. Las nefronas, que son minúsculas unidades dentro de los riñones (cada riñón tiene alrededor de 600 mil nefronas), son las encargadas de realizar el trabajo de remoción de los desechos que se convierten en orina, que fluye hacia la vejiga por unos conductos que se llaman uréteres.
Es importante comprender que los desechos provienen de la descomposición normal de los tejidos activos (músculos) y de los alimentos, una vez que el cuerpo extrae de la comida todo lo que necesita para generar energía y repararse a sí mismo, lo que no necesita el sistema lo envía hacia la sangre. Si los riñones no filtraran la sangre estos desechos se acumularían y dañarían el cuerpo.
El Dr. Régulo Valdés, médico nefrólogo y coordinador nacional de Hemodiálisis, de la Caja de Seguro Social, explicó que hay diversos factores que pueden llegar a dañar los riñones, siendo los más comunes: la hipertensión arterial y la diabetes, pero puede haber factores hereditarios que pueden influir para que la persona desarrolle cualquier tipo de enfermedad renal.
Otras causas que pueden llegar a perder la función renal son: Sustancias tóxicas, golpes directos al órgano y el uso indiscriminado de algunos fármacos de venta libre, señaló el doctor.
Valdés señaló que el proceso de pérdida de función renal, dependiendo su causa, puede durar años sin que haya síntomas evidentes. Pacientes con enfermedades avanzadas ya desarrollan síntomas, tales como estos:
• Espuma en la orina
• Necesidad de orinar con mayor o menor frecuencia
• Perder el apetito o tener náuseas y vómitos
• Tener las manos y pies hinchados
• Sentir comezón o adormecimiento
• Sentirse con sueño o con dificultad para concentrarse
• Tener más oscura la piel.
• Tener calambres musculares
Cuando identifica estos síntomas, debe acudir al médico inmediatamente, el cual procederá a prescribirle una serie de exámenes, tanto físicos como de laboratorio, para diagnosticar la enfermedad e identificar la causa del problema y
