La cuarentena puede causar ansiedad en todas las personas, pero con los niños se complica debido a que ellos no expresan sus emociones tan frecuentemente como los adultos.
La psicóloga clínica Carolina Alfú, quien labora con la población infantil en el Hospital de Especialidades Pediátricas “Omar Torrijos Herrera” de la Caja de Seguro Social, explica que estos tiempos pueden traer casos prolongados de ansiedad infantil ya que la situación es algo atípica, y en muchos casos a los niños se les dificulta adaptarse a estas circunstancias.
Al perder el tiempo escolar normal y el contacto con sus amigos, el cese de actividades deportivas o culturales y las salidas en familia, la vida podría volverse algo incierto para muchos, incluyendo a los niños.
La especialista define la ansiedad como un estado de preocupación persistente por el futuro. Esto se manifiesta visiblemente con formas de inquietud motora pero también emocional. El niño está intranquilo, apocado, triste, irritable, aislado y en ocasiones taciturno. No se descarta presencia de síntomas físicos como dolor de cabeza frecuente, dolores estomacales, mareos, insomnio o sudoración excesiva, entre otros.
A los padres se les recomienda hablar con el niño, usar tiempo para actividades recreativas dentro del hogar, vigilar su alimentación y horas de sueño; además de brindarle apoyo emocional para que se tranquilice y sepa que puede pedir ayuda si tiene alguna preocupación o inquietud.
Para la psicóloga es importante recordar que no siempre los casos de ansiedad en niños y adolescentes son tan fáciles de detectar, pues el niño usualmente no habla de sus sentimientos.
Si el problema es muy frecuente, la especialista recomienda hablar con un profesional. Si ya las preocupaciones generan conductas que afectan las relaciones con sus padres, hermanos o demás familiares que convivan en el hogar o si las mismas son en detrimento de su rendimiento escolar, son señales de que se hace prioritario buscar ayuda en un psicólogo o psiquiatra.
Por último, la especialista recomienda la comunicación efectiva para lograr que el niño o adolescente pueda superar esta etapa.