InicioMásCuarenta días por tres continentes, el relato de un periplo inolvidable

Cuarenta días por tres continentes, el relato de un periplo inolvidable

Por: Marcos Castillo Pérez

A finales de agosto partí de Panamá a un largo viaje que me llevaría al sudeste asiático, pasando luego por Egipto y Turquía. Pernocté en Estambul donde hice una escala inicial y pasé un par de días en esta histórica ciudad que antes se llamó Bizancio cuando formaba parte de Grecia , luego fue rebautizada como Constantinopla por el emperador romano Constantino y finalmente Estambul tras su conquista por el imperio Otomano. Pero de Estambul les hablaré después ya que a mi regreso del lejano oriente volví allí para conocer un poco mas de Turquía.

De la Estambul musulmana, salí para la encantadora Bali, la más famosa isla del archipiélago indonesio. Bali fue para mí; amor a primera vista. Los balineses tratan a los visitantes con exquisita gentileza, son detallistas, cordiales y pacientes, y hacen hasta lo imposible para entender y atender a los turistas. Bali podría decirse que es un enclave hinduista en medio de la Indonesia mayoritariamente musulmana, sin embargo no es un hinduismo copiado al calco del que se practica en la India, sino que tiene su propio sello, se denomina hinduismo balines, que entremezcla elementos del budismo, hinduismo y creencias animistas locales que se centran en la armonía entre los humanos, la naturaleza y los espíritus, mediante el concepto de Tri Hita Karana; es decir las tres causas del bienestar, donde los seres humanos armonizan con dioses, naturaleza y entre sí. Los balineses por ejemplo; incluyen en su dieta la carne de diferentes animales y según me contó Ratnaa, nuestra simpática y muy diligente guía; cuando los hindúes llegaron a Bali ya los lugareños practicaban la caza y habían incorporado el consumo de la carne en su alimentación, lo que se ha mantenido invariable pese a que los balineses mayoritariamente se convirtieron al hinduismo.

Su religiosidad se respira en cada esquina, donde a diario se colocan ofrendas de frutas, verduras y pasteles a las diferentes deidades, estas ofrendas van acompañadas del agradable aroma de los inciensos, podría decirse que en Bali siempre huele bien. Un asunto que llamó mi atención es que entre las deidades a las que se les colocan ofrendas están las que representan a los denominados “malos espíritus”. al indagar al respecto; Ratnaa me contestó que; se trata de una acción para apaciguar a las entidades negativas y purificar el entorno para de esta forma mantener el equilibrio y armonía entre el bien y el mal. No se trata sin embargo de un acto de adoración, sino más bien de mantenerlos tranquilos para que no hagan daño.

La práctica religiosa forma parte activa de la vida cotidiana de los balineses, cada casa tiene su propio templo familiar para venerar a sus ancestros y proteger a la familia y cada pueblo tiene a su vez sus propios templos públicos y un templo mayor conocido como templo madre. Mi recorrido por tierras balinesas me llevo a Ubud, ciudad ubicada en las alturas de la isla y un centro de danzas, artesanías tradicionales, bosques tropicales y sus famosas terrazas de arroz de Jatiluwih declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2012. Estas terrazas de arroz se extienden sobre 600 hectáreas y funcionan con un sistema de riego conocido como Subak que distribuye el agua a todos los cultivos y que proviene de una misma fuente, el sistema Subak guarda relación con la filosofía Tri Hita Karana que reza sobre la armonía con el mundo natural y espiritual. A lo largo del año se celebran ceremonias donde se le otorgan ofrendas a los diferentes dioses especialmente a Dewi Sri, la diosa del arroz.

Otro de los lugares deslumbrantes de Bali es Tirta Empul, conocido como el templo del agua, donde los balineses y los visitantes acuden para participar de ceremonias de purificación espiritual. Debo confesar que adentrarme en las aguas de la piscina y sumergir mi cabeza en los diferentes chorros de agua de manantial me provocó un agradable sensación similar a un estado de relajamiento espiritual, tema que comenté al finalizar esta singular experiencia a Zenia y Dennia, dos encantadoras costarricenses a quienes conocí durante este viaje y que fueron; compañeras, confidentes y cómplices de aventuras en este inolvidable recorrido en el trayecto por el sudeste de Asia.

Luego emprendimos viaje hacia Kintamani, una población desde donde se pueden observar impresionantes vistas del volcán activo Monte Batur, su lago y su caldera. También visite Penglipuran Village que es un pueblo tradicional ubicado en Bangli Regency, famoso por su cultura, costumbres y arquitectura, muy cerca de allí está el templo de Besakih conocido como el Templo Madre que es el más sagrado e importante templo de la isla. Para visitar la mayoría de los templos balineses hay que cubrirse con el Sarong que es la vestimenta típica de los hombres de Bali, una tela larga que cubre desde la cintura hasta los pies.

Durante mi estancia en Bali visité también Tirta Gangga o el palacio de agua que fue la residencia de recreo de la antigua familia real balinesa, esta propiedad está rodeada de hermosos jardines, fuentes y estanques, sigue perteneciendo a la familia del último rey de Bali; Dewa Agung Jambe II, quien lidero la resistencia de los balineses contra la intervención colonial holandesa y que murió durante el ataque al palacio. Hoy día es un sitio de recreación para turistas locales y foráneos que por un módico precio pueden disfrutar de este centro de esparcimiento. Otro lugar muy visitado por locales y turistas en Bali está a unos 40 minutos de allí y es la localidad de Goa Lawah, que alberga el impresionante templo de la cueva de los murciélagos, es un templo único construido alrededor de una cueva donde habitan miles de murciélagos y cuya construcción data de varios siglos.

A orillas del lago Bratan se ubica el templo Ulun Danu Bratan dedicado a Dewi Danu, la diosa del agua. Este es uno de los templos más emblemáticos de Bali, cuenta con vistosos jardines y pintorescas vistas del templo con el lago y las montañas de fondo. Si hay algo que no olvidaré del sudeste asiático es la gran cantidad de templos que visité, como el templo de Tanah Lot, el templo marino más famosos de Bali y que se alza sobre un afloramiento rocoso, lo que permite apreciar impresionantes vistas del atardecer y sumergirse en las cristalinas aguas de

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