*Por: Alfonso Fraguela*
Ya empezaron a salir los números que arrojan las encuestas, y de ahí inició el coqueteo y los puentes de comunicación.
Las encuestas publicadas el primer día de la semana, develó el resultado de unas elecciones si la fiesta electoral fuera hoy. El expresidente, Ricardo Martinelli, se alzaría con la intención del voto, y lo llevaría a convertirse en el inquilino número 39 del Palacio de las Garzas.
Lo también importante de esta encuesta, es que incluye a solamente 3 semanas de su anuncio de su aspiración presidencial al también expresidente Martín Torrijos Espino, colocándole en radar político sin el bautizo de un partido político.
Hecho atípico, y contrario a los pronósticos de los pitonisos electorales que juegan con las combinaciones, para que el resultado final, cuadre con su bola de cristal.
Este sondeo sirvió para tomarle una foto de cuerpo entero al liderazgo del presidente número 38 y al compañero de fórmula, cuyos resultados los sancionan con 70% y 78% de desaprobación, empinando aún más el camino por recorrer rumbo a la silla presidencial.
Estas cifras, que castigan, colocan en un 90% de negatividad, por parte de los encuestados, quienes ven de forma remota que la actual administración por el tiempo que falta logre solucionar problemas ligados a la familia y al hogar de los panameños.
La empresa encuestadora, se ha convertido en el cuco para las campañas y los candidatos, pues los resultados evidencian la percepción real de los electores si las elecciones fueran ahora.
Es por todos sabidos, que los numeritos de cada sondeo serio, se puede convertir en la llave financiera para la campaña de un aspirante presidencial, o el candado de la misma, donde solamente podrían alcanzar aportes mínimos para comprar pañuelos de papel y con ellos, secar las lágrimas de ese infortunio.
Lo que expresé hace algunas semanas, parece el lineamiento de los astros donde la batalla electoral se centrará entre dos expresidentes y ellos son Ricardo Martinelli y Martín Torrijos.