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El arroz panameño busca duplicar su cosecha: así nace la nueva generación de semillas

La reciente gira técnica de los arroceros panameños a Colombia marcó un antes y un después en la ruta hacia una producción más eficiente, competitiva y sostenible. Lo que podría parecer una simple compra de semillas, en realidad es parte de una estrategia nacional para garantizar el futuro del arroz panameño.

Más ciencia, menos improvisación

En Colombia, la Federación Nacional de Arroceros (FEDEARROZ) ha desarrollado durante más de tres décadas un modelo de investigación e innovación que hoy sirve de inspiración para la Federación de Asociaciones de Arroz y Granos de Panamá (FAPAGRAP).
Allí, las semillas se diseñan con precisión científica: deben producir más, resistir el estrés hídrico, rendir bien en el molino y ofrecer buena cocción en la mesa.

“Estamos importando genética, manejo agronómico y tecnología desde Colombia, ya que este país cuenta con zonas con condiciones climáticas muy similares a las nuestras, además de estar muy avanzados en tecnología de reproducción de semillas resistentes al estrés hídrico y a las altas temperaturas, lo cual es clave para combatir el cambio climático”, explicaron los representantes panameños durante la visita.
“Nada se improvisa. Cada semilla nace de años de pruebas en laboratorios, en campo y en cocina. Todo está científicamente demostrado”, añadieron tras conocer las instalaciones de FEDEARROZ en Saldaña, Tolima.

El desafío nacional: 200 mil quintales de semilla certificada
Panamá necesita cada año alrededor de 200 mil quintales de semilla certificada para cubrir su demanda de siembra. Sin embargo, la producción local actual está lejos de alcanzar esa cifra.

Por eso, la importación de semillas no busca reemplazar la producción nacional, sino acortar la brecha mientras se avanza hacia la creación de variedades propias.
“No se trata de traer semillas para venderlas. Se trata de importarlas, validarlas y registrarlas en Panamá, cumpliendo con la normativa, para luego producirlas localmente y ponerlas a disposición de los productores a precio justo”, explicó un Omar Spiegel, vocero de FAPAGRAP.

El mapa del arroz panameño

De acuerdo con un reporte del sector agropecuario de febrero de 2024, correspondiente al año agrícola 2023–2024, en Panamá se sembraron 84,509 hectáreas de arroz, y se proyecta que para la próxima temporada (2024–2025) la cifra ascienda a 97,790 hectáreas, un incremento que refleja el optimismo del sector.
• Superficie sembrada actual (2023–2024): 84,509.10 hectáreas
• Proyección de siembra (2024–2025): 97,790 hectáreas
• Mayor provincia productora: Chiriquí, con 25.9% del total
• Modalidad de siembra:
o 89.51% en secano (75,641.50 hectáreas)
o 10.49% con sistema de riego (8,867.60 hectáreas)

Estas cifras reflejan la magnitud del reto: un país con potencial agrícola, pero que requiere fortalecer su base científica y tecnológica para asegurar la calidad y el rendimiento del grano.

De la importación a la independencia

El plan consiste en traer variedades desarrolladas en condiciones climáticas similares a las de Panamá —como las de Colombia— y someterlas a pruebas locales para su validación y registro. Una vez aprobadas, podrán reproducirse en el país.
La meta: semillas panameñas de alto rendimiento, nacidas de la colaboración entre el sector privado, el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP) y la experiencia de FEDEARROZ.
FAPAGRAP trabaja en un modelo de alianza público-privada que permita fortalecer la investigación genética y el desarrollo de nuevas variedades. “El IDIAP no cuenta hoy con los recursos suficientes para sostener un programa de semillas, y ahí es donde el sector privado quiere entrar a apoyar”, precisan los productores.

El dato: rendimiento que duplica la esperanza

Mientras las variedades nacionales están rindiendo en promedio 60 quintales por hectárea, las colombianas —ya probadas en condiciones de secano— alcanzan entre 120 y 140 quintales por hectárea.

La diferencia no solo es económica, sino estratégica: implica menos presión sobre la tierra, más eficiencia en el uso del agua y más ingresos para el productor.

Sembrar conocimiento para cosechar futuro

La cooperación con Colombia no es un retroceso, sino un paso inteligente hacia la autosuficiencia. El país busca semillas adaptadas, probadas y certificadas que sirvan como base para el desarrollo de una generación de variedades panameñas.

El arroz que llega a la mesa es el resultado de ciencia, inversión y confianza. Y en esa ecuación, la semilla es solo el comienzo.

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