Por: Alfonso Fraguela
El martes, durante el segundo día de protestas, luego de tranques en diversos puntos del país, corrió como pólvora que el presidente Laurentino Cortizo Cohen, se dirigiría a la Nación, luego de una obra maestra de escapismo con la cual Harry Houdini, moriría de envidia.
Cuatro días después de una sanción y promulgación express en la Gaceta Oficial que dio vida a la Ley 406 de 2023, reaparece con un mensaje amenazador, con el cual deja entrever que el capítulo está cerrado por o menos para él.
Durante ese pronunciamiento, al único expresidente que mencionó con nombre propio fue Martin Torrijos Espino, quien compite actualmente por la presidencia de la República atribuyéndole a este hechos supuestamente ocurridos y presentados como una bomba de humo, para, con ello, confundir al electorado.
Recordemos que Martín Torrijos presentó formalmente una solicitud al presidente de la Asamblea Nacional, Crispiano Adames, para qué se rechazará el Contrato-Ley de Concesión Minera, y que, como consecuencia de ello, se hiciera un referéndum o consulta popular para que sea el propio pueblo panameño que decida la suerte de su riqueza natural.
Recordemos que Torrijos fue el presidente constitucional de la República de Panamá número 35 que gobernó durante el año 2004 al 2009, y no fue hasta el año 2017, es decir, 8 años después que la Corte Suprema de Justicia declara Inconstitucional el Contrato Original.
Quedando en una profunda incertidumbre si la empresa siguió extrayendo minerales y cómo fue pagando durante todo este tiempo, si el contrato fue declarado inconstitucional.
Esas respuestas no fueron parte de la retórica presidencial anunciada ante los medios el martes 24 de octubre.
Lo cierto es que no sabremos cuanto se extrajo, qué se extrajo y cuanto se pagó, por la empresa minera, ya que para el presidente el pueblo que debe saberlo.
Es por esta razón que el pueblo panameño está en la calle, porque el mandatario demostró como presidente que la voluntad popular no es ni será importante mientras usted esté sentado en la silla presidencial. Si lo hubiera hecho, quizás el malestar social no habría llegado a las dimensiones que hoy vemos.
Atribuirles la responsabilidad a otros de las incapacidades y desatinos, es claramente explicado en una obra de consulta obligada, del sociólogo José Ingenieros, denominada el hombre mediocre, publicada en 1903, y que retrata de cuerpo entero al hombre común y destaca las características en que se nos presenta en sociedad.