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El papel de las mujeres panameñas en los sucesos de enero de 1964

Por: Jorge I. González
Lic en Derecho y Ciencias Políticas. Maestrando en Docencia Superior y Derecho Internacional Público.

A la memoria de Marcelina Chávez y Esther Orobio de Yanis. Mujeres heroínas como sus familiares caídos.

Ante todo, el presente artículo se apoya en la investigación realizada en 2003 por el Profesor Gilberto Marulanda de la Unuversidad de Panamá y otros trabajos, sobre la participación de las mujeres en la Gesta de Enero de 1964.

Primeramente, al momento de narrarse y explicarse los sucesos inherentes a la jornada gloriosa de lucha patriótica del 9, 10 y 11 de enero de 1964, hablamos de cómo el pueblo panameño de manera valiente y digna, henchido de amor patrio, enfrentó a la soldadesca de la primera potencia del mundo, reclamando el derecho soberano sobre la extinta Zona del Canal, administrada entonces de manera directa por Estados Unidos.

De forma muy suscinta es la mirada más general de dichos acontecimientos, que marcaron decisivamente nuestra lucha por la descolonización. Sin embargo, a nuestro parecer es necesaria un replanteamiento crítico de la narrativa predominante de los hechos, en el interés de enriquecer el conocimiento adquiriendo una idea más completa de los hechos y como tal, que haga parte a su vez del esfuerzo por reconstruir una concepción científica y humanista democrática, que rescate el papel de una mitad de la población en la Gesta de Enero de 1964: hablamos de las mujeres panameñas.

El concepto de pueblo implica de manera intrínseca, a ambos sexos. No obstante, a consecuencia de la falta de perspectiva de género en la mayoría de estudios, artículos e incluso actos, sobre los sucesos de enero del 64, se aborda casi exclusivamente el protagonismo masculino, dejándose de lado a las mujeres en el seno del pueblo, desconociéndose sus aportes a la lucha como personas individualizadas o colectivamente, como componente fundamental de la sociedad. Es la concepción patriarcal de la historia.

Pensamos firmemente que todo enfoque orientado al progreso social, conlleva la obligación de suprimir los atavismos ideológicos que atentan contra el potencial productivo del ser humano. El racismo, machismo, xenofobia, chauvinismo, etc., son formas ideológicas que sirven de muro contenedor y represor en desmedro del caudal creador de la sociedad, lo cual define entonces el carácter reaccionario de esas nefastas racionalidades sectarias.

Así las cosas, como aporte diferencial y enriquecedor a la reivindicación de los hechos del 9,10 y 11 de enero de 1964, de cara a fortalecer el proyecto integrador progresista panameño, consideramos pertinente resaltar el artículo del historiador y profesor Gilberto Marulanda, actual Defensor Universitario de la Universidad de Panamá, titulado “Participación y reacción de las mujeres ante los sucesos de enero de 1964”, publicado por el Revista Lotería, en su ejemplar 446, correspondiente a los meses de enero y febrero de 2003, exactamente hace 20 años.

En un artículo investigativo de vanguardia en 2003, que introduce ya por esos años y de forma taxativa, el concepto de perspectiva de género en el estudio de la historia, el Profesor Marulanda comienza su investigación desarrollando la participación de las mujeres en hechos que pueden considerarse antecedentes históricamente inmediatos y precursores de los sucesos de enero del 64, nos referimos a la Operación Soberanía, del 2 de mayo de 1958, la llamada Siembra de Banderas, del 3 de noviembre de 1959 y las protestas del 28 de noviembre de 1959, más específicamente, la participación de las mujeres en la caravana patriótica procedente de Chiriquí y que llegó a la capital de la república.

Un afluente importante para la investigación fue el libro: “Historia de los Movimientos Sociales de Mujeres en Panamá, en el siglo XX”, de las Profesoras Yolando Marco Serra, Miram Miranda, Josefina Zurita y el Profesor Fernando Aparicio. Asimismo el libro “Qué Pasó y Por Qué” del Profesor Roberto Méndez, en su capítulo titulado “La Participación de las Mujeres el 9 de Enero”.

En la Operación Soberanía del 2 de mayo del 58, consistente en la colocación de banderas panameña en la Zona del Canal por la Unión de Estudiantes Universitarios, participaron 22 personas, de las cuales cuatro son mujeres: Imelda Berguido, Rosa Guerrero, Julieta Botello y Magda de Paredes. Al año siguiente, en las protestas del 3 de noviembre de 1959, cuando un grupo universitario nacionalista y del pueblo en general, se dirigieron hacia la Zona del Canal a sembrar banderas panameñas, en el marco de la conmemoración de la Separación de Colombia, es tomada una emblemática foto de los dirigentes que aparecen a la cabeza de la protesta, entre los que se encuentra a una mujer, a la derecha de los varones. El nombre de la mujer fue ignorado por los medios de la época. Queda en adelante como tarea inexorable, descubrir la verdadera identidad de esa gran mujer patriota.

En la protesta del 28 de noviembre de 1959, acción de por si poco mencionada en los libros de historia panameña, la investigación de 2003 resalta la observación del periodista cubano, Gregorio Ortega, quien en su descripción narrativa de los sucesos de aquél día, señaló que de las casas viejas de inquilinos brotaban enjambres de hombres, mujeres y niños, que su sumaban a la movilización nacionalista, convocada en señal de repudio a lo ocurrido semanas antes, el 2 de mayo de 1958.

Dicho 28 de noviembre arribó a la capital la caravana patriótica procedente de Chiriquí, la cual en horas de la tarde coincidió con una concentración convocada en la Plaza de La Exposición de la capital y los voceros chiricanos recién llegados, propusieron a la masa manifestante dirigirse hacia la ex Zona del Canal, lo cual acabó en enfrentamientos entre panameños y panameñas con los uniformados norteamericanos de la ex Zona del Canal.

Particularmente, agregamos otra coyuntura histórica de participación de las mujeres que consideramos como un antecedente de estas acciones y de los sucesos del 9, 10 y 11 de enero y 64. Nos referimos a la Marcha de las Mujeres en oposición al Tratado Filós Hines, por el cual los gobiernos de Panama y Estados Unidos, pretendían prolongar la presencia de bases norteamericanas en el interior de la República, terminada dos añotes antes la Segunda Guerra Mundial.

En esa ocasión, las mujeres panameñas marcharon masivamente, 11 mil personas, casi todas mujeres, en señal de rechazo a la represión policial contra los manifestantes patriotas, hecho ocurrido el 12 de diciembre de 1947.

La marcha fue encabezada por la madre y hermanas de Sebastián Tapia, joven estudiante que resultó en estado paralítico, producto de disparos de la Policía Nacional durante las protestas del 12 de diciembre del 47, ante la Asamblea Nacional con la finalidad de rechazar el nefasto convenio, que fue finalmente derrotado por el pueblo.

Esta acumulación histórica de la liberación nacional desemboca en la lucha del pueblo panameño los días 9, 10 y 11 de enero de 1964. Tal como lo recoge el profesor Marulanda en su artículo las mujeres jugar un papel protagónico desde el propio comienzo de los sucesos cuando salieron en marcha junto con los compañeros varones desde el Instituto nacional hacia la Escuela de Balboa, dentro de la antigua Zona del Canal, con la finalidad de izar la bandera panameña, la gran protagonista de estas jornada patrióticas desde años precedentes.

En los enfrentamientos de Enero del 64, fallecieron dos panameñas, Rosa Elena Landecho y Maritza Alabarca, de un total de 21 muertos a consecuencia de la metralla del Ejército del Comando Sur de Estados Unidos. Balas y tanques del coloso del norte, contra un pueblo armado de palos y piedras, pero caracterizado por un alto espíritu de patriotismo.

Igualmente, no menos importante fue el papel destacado de las mujeres en la función de abastecimiento logístico para el combate popular contra las fuerzas imperialistas, como también en los hospitales de la capital, en donde las enfermeras asistieron con gran entrega y sacrificio a los cientos de panameños y panameños que llegaban con heridas de bala disparadas por las huestes norteamericanas.

En la guerra así como en los enfrentamientos de alta intensidad en general, el suministro de insumos para la confrontación (en este caso piedras), así como el papel de salvaguarda de la vida y de la salud de los heridos son aspectos fundamentales de todo enfrentamiento. Loor a todas aquellas mujeres que en la linea del choque o en la retaguardia curando a los heridos, se sacrificaron abnegadamente por el pueblo.

Hubo también. según la investigación del Prof Marulanda de 2003, participación de las mujeres en la primera línea de choque en los hechos de enero de 1964, habiendo pruebas de ello en Colón.

En el diario Panamá América del 13 de enero de 1964, aparece la noticia una mujer colonense, con herida de bayoneta norteamericana. De los más de 500 heridos de bala y otros instrumentos de represión producto de los sucesos de enero del 64, varias fueron las mujeres afectadas por los gases irritantes lanzados por la soldadesca norteamericana.

Fueron numerosas las mujeres que en calidad de dirigentes de organizaciones de la sociedad civil, se expresaron de manera firme en pronuncientos y comunicados públicos, contra la barbarie genocida del Comando Sur y los zonians, contra el pueblo panameño.

Podemos mencionar la foto en la que hay presencia femenina junto a la dirigencia universitaria y estudiantil de secundaria en la presidencia de la República, en la noche del 9 de enero. Se trata de una dirigente obrera.

Se destacan tres mujeres que reaccionaron de manera a los sucesos de enero y las coloca como ejemplo del protagonismo de la mujer en la coyuntura. Reseña el pronunciamiento de Telma King destacada dirigente populares de aquellos años, con un artículo de opinión titulado “tribuna popular”; El artículo de la doctora Matilde Real, titulado “La Mujer Panameña en el Frente Interno de la Resistencia” y la columnista del diario Crítica de entonces, Tilsia Perigault, quien abrió su espacio a varios artículos escritos por diversas mujeres que plasmaron su indignación por el ataque inmisericorde que recibió el pueblo 9 de enero de 1964 a manos de Estados Unidos.

No podemos pasar por alto la beligerancia de la madre de Ascanio Arosemena, primer Mártir del 9 de enero de 1964, la señora Marcelina Chávez, la cual durante décadas mantuvo, hasta su fallecimiento en 2011, en alto el recuerdo de su hijo y exigido justicia a los gobiernos de turno y a Estados Unidos.

Así mismo, el beligerante rol de la señora Esther Orobio de Yanis, madre de la socióloga Rebeca Yanis, la cual hasta el último día de su vida exaltó la lucha patriótica de su hermano, Etanislao Orobio, Mártir de enero de 1964.

A manera de conclusiones, la investigación del Prof Marulanda y otros trabajos nos señalan que la participación de las mujeres en los hechos el 9 de enero no era extraña la lucha nacionalista antimperialista y anti colonial de nuestro pueblo, sino que muy por el contrario, era la continuidad de una participación activo de las mujeres panameñas junto con el hombres panameños, en la lucha por la descolonización y la liberación nacional, remontándose como antecedentes inmediatos a las jornadas nacionalistas de 1959, la Operación Soberanía del 2 de mayo de 1958 y la Marcha de las Mujeres, durante el rechazo del convenio Filós Hines, en diciembre de 1947.

Las mujeres panameñas fueron parte significativa de la marcha estudiantil del Instituto Nacional que ingresó a la antigua Zona del Canal con el fin de izar la bandera panameña en la escuela de Balboa, administrada por Estados Unidos.

En el campo de la opinión pública fueron destacadas en comunicados y medios de comunicación, las expresiones de las mujeres panameñas en favor de la causa patriótica y en contra de la injerencia norteamericana.

A pesar de la limitada historiografía respecto al tema, tenemos que señalar que existen numerosas fuentes documentales y testimoniales que confirman el papel protagónico de la mujer panameña en la lucha de liberación nacional anti colonial del pueblo panameño.

Es un deber de la academia y el movimiento patriótico panameño, superar el androcentrismo y hacer honor a las mujeres y reivindicar su justo rol en las luchas por la descolonización y en los sucesos del 9, 10 y 11 de enero. Misión pendiente de cara al fortalecimiento espiritual, cultural, de nuestro amado pueblo en pro de la conquista de la sociedad de progreso y equidad para todos y todas.

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