Por: René Bracho 12 de Febrero de 2022
Economista
Las fuerzas y partidos políticos están calentando motores. Es pertinente una mirada a la dinámica de la izquierda del país.
Los intentos de irrupción política-electoral de la izquierda panameña en los últimos 18 años evidencian un proceso de aprendizaje pausado, potencialidades no materializadas, debilidades e imprecisiones que deben ser corregidas en el devenir dialéctico de la lucha por el poder político. Ya que la democratización del país exige que la lucha colectiva popular se exprese mediante cuadros políticos públicos y electorales.
Es necesario que las corrientes de izquierda (democrática y revolucionaria) panameñas hagan política de manera eficaz. En su sentido puro y estricto, como “lucha por el poder estatal y gubernamental”.
Esta es la forma concreta del poder, que, en las circunstancias actuales, hay que disputar a las élites dominantes.
Evadir esta tarea es actuar abstractamente y entender a la lucha sociopolítica de forma metafísica. Es correcto seguir profundizando la conexión de las jornadas de la lucha social, con la contienda frontal por el poder del estado y el gobierno, o cuotas de éste.
Para cimentar una síntesis necesaria y superadora que siga multiplicando el valor de las décadas de movilización reivindicativa popular, la resistencia doctrinal contra el neoliberalismo y la irradiación ideológica de las expresiones sindicales, estudiantiles, de mujeres, campesinas, indígenas, comunales, profesionales y ecológicas. Dadas la post-invasión norteamericana y la nacionalización de la zona
del canal.
Ejecutar la contienda política directa y electoral; con eficacia, por el poder estatal y gubernamental, o cuotas de éste, es la manera concreta, histórica y científicamente exacta de la práctica transformadora en el momento actual.
El pueblo ha dado a la izquierda las condiciones para activarse electoralmente. La demostración está en las candidaturas a libre postulación de luchadores sociales e intelectuales progresistas en 2004, 2009 y 2014 y las inscripciones del Frente Amplio por la Democracia (FAD) en 2014 y 2019.
El problema fue que no se concretaron los mejores resultados, ni se pudo aprovechar estas oportunidades.
Pese a que hay organizaciones del movimiento social con significativa acumulación cuantitativa no se logra traducir esto en un salto cualitativo hacia la consolidación de un proyecto político con expectativas positivas y reales.
Existen dos tareas pendientes. Condiciones necesarias, aunque no suficientes para construir una masa crítica politizada que permita que las fuerzas democráticas y progresistas dejen de ser sectores aislados y se posicionen como alternativas con opciones reales de alcanzar victorias relevantes:
La Construcción de relaciones políticas nuevas, alianzas diversas, flexibles y radicalmente amplias, con perspectivas electorales y matices conspirativos con diferentes sectores de la vida nacional; más allá de los grupos de presión clásicos y las tradicionales corrientes de análisis ideológico de izquierda. Esta es una necesidad real y objetiva para avanzar. Dada la situación aislada y débil de la izquierda en la dinámica política del país.
La inscripción, organización e institucionalización de un partido de masas que articule a las corrientes dispuestas a luchar electoralmente de los sectores democráticos, progresistas, patrióticos y multiculturales originarios.
Que sea un factor en la coordinación con el campo político alternativo de Panamá.
El estatus político de la izquierda panameña está caracterizado por la historia de los últimos 18 años, marcada por una sucesión de esfuerzos e intentos de irrupción electoral por parte de dirigentes sociales.
Una cronología al respecto es la siguiente:
Primero, en la elección de 2004 la inscripción de candidaturas a libre postulación para representantes de corregimientos impulsadas por la izquierda universitaria.
Algunas candidaturas pioneras fueron las de dirigentes campesinos vinculados a la Coordinadora Campesina Contra Los Embalses, en corregimientos rurales de la actual provincia de Panamá Oeste, Colón y en el corregimiento de Curundú del distrito de Panamá, el dirigente Martín Castillo.
Segundo, entre los años 2007 y 2009 como un intento de sintetizar la simpatía derivada de las luchas sociales en defensa de la seguridad social de 2003-2005 se ensayó por parte de figuras como: el Dr. Raúl González (Q.E.P.D.), Dr. Marco Gandásegui (Q.E.P.D.), dirigente Javier Viquez (Q.E.P.D.), organizaciones como el MJP, MPU, MAS, MR9, PAT, el sociólogo Dr. Olmedo Beluche, dirigente Jorge
González, politólogo Samuel Prado, entre otras personas; la creación de un partido de masas (Partido Alternativa Popular – PAP). Una facción de esta alianza postuló simbólicamente al prof. Juan Jované a la presidencia en 2009, realmente como consigna.
Simultáneamente, se decidió hacer la lucha jurídica por declarar inconstitucional la inexistencia de las candidaturas a la libre postulación presidencial ante el previsible colapso del PAP.
Así, nacieron las candidaturas presidenciales por la libre postulación en Panamá. Finalmente, el PAP fue anulado con cerca de 5 mil adherentes. A pesar del fracaso, fue una experiencia enriquecedora para el entendimiento de la magnitud de la tarea de construir un partido.
En la elección de 2009 también participó como candidata a diputada por la libre postulación la luchadora social Priscila Vásquez.
Tercero, una vez habilitada legalmente la candidatura presidencial por la libre postulación se inició el proceso de aglutinamiento para candidatizar al prof. Juan Jované de cara a las elecciones de 2014 por parte de los sectores que habían intentado inscribir el PAP. La candidatura a libre postulación del prof. Jované también fue respaldada por el Partido del Pueblo.
Cuarto, de manera paralela, entre 2009 y 2011 el Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales (FRENADESO) decidió construir un instrumento político en la forma de partido político de masas. Esto llevó al nacimiento en el año 2013 del Frente Amplio por la Democracia (FAD).
En las elecciones de 2014 participaron las diversas corrientes de la izquierda y del movimiento social panameño. La candidatura presidencial del Prof Jované junto a otros candidatos a libre postulación a diversos cargos con el Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), las candidaturas a libre postulación a representantes y alcaldes de dirigentes comunitarios de la
Coordinadora Victoriano Lorenzo (CVL) y el Frente Amplio por la Democracia (FAD).
Quinto, en las elecciones de 2019 el FAD logró participar por segunda vez a partir de su reinscripción y postuló candidatos de FRENADESO, el Partido del Pueblo, el Movimiento Político Patria, Propuesta Socialista, el STFPP y otras organizaciones, pero no obtuvo los votos necesarios para mantener el estatus legal de partido. Demostrando por segunda vez la necesidad de construir relaciones políticas nuevas, más amplias.
Sexto, en la actualidad (en pandemia) y por tercera vez, el FAD está realizando el esfuerzo por reinscribirse, habiendo inscrito al 11 de febrero de 2022 cerca de 7,999 adherentes. El FAD tiene un horizonte de escenarios contingentes diverso.
Por un lado, una posible reinscripción acelerada del partido de cara a 2024, o una constitución más administrada en el tiempo de cara a 2029. Todo dependerá de las capacidades operativas, los recursos, los patrones de militancia y las decisiones de las estructuras del partido. Las diferentes corrientes de la izquierda panameña dispuestas a la lucha política electoral tienen ante sí un conjunto de posibles fórmulas que pueden ser empleadas en la próxima coyuntura de 2024.
Lo principal será que se actúe de forma flexible, inteligente y dialéctica para producir el mayor crecimiento orgánico posible y mejorar
el estatus estratégico y táctico para profundizar la lucha política, democrática y electoral.
Se debe cultivar el sentido de las oportunidades para aprovecharlas y obtener logros significativos. Aprender de las derrotas, de los resultados empíricos observables.
No esconder, ni justificar los fracasos culpando a los adversarios. Ni conformarse con la participación testimonial, estética y las victorias ficticias. Accionar, construir y conspirar con audacia, sin prejuicios.
Urge un viraje hacia un actuar más dialéctico y pragmático acorde con los imperativos de la realidad. Deben abandonarse fobias, dogmas y mitos.
Implementar la flexibilidad táctica. Esto no significa perder la esencia ideológica. Al contrario, es hacer política de forma adecuada, dar respuesta concreta a la situación concreta.
Lenin, como genio de la lucha por el poder del estado, el Maquiavelo teórico-práctico del siglo XX, logró aplicar la lógica dialéctica a la política pura. Implementó la táctica ejecutando despliegues máximos de flexibilidad factual.
Impulsó las alianzas, los pactos, las negociaciones y las maniobras concretas y necesarias para el alcance de los objetivos planteados.
Los bolcheviques y Lenin lograron construir alianzas que funcionaron correctamente. No como sumatorias de siglas sin coordinación efectiva, ni como conglomerados mecánicos de agrupaciones, sino como articulaciones orgánicas que generaron resultados. También fórmulas pertinentes, útiles y pragmáticas que produjeron cambios en la correlación de fuerzas funcionales a la estrategia definida.
Creando efectos en los organismos del poder de la sociedad rusa favorables a los bolcheviques. Es decir, una táctica cuyos efectos prácticos benefició a los objetivos estratégicos establecidos.
Hay múltiples ejemplos de los movimientos tácticos audaces de los bolcheviques:
bloques formales y programáticos con el rival partido eserista, negociaciones prácticas electorales con partidos liberales y fuerzas tradicionales, acuerdo escrito con el zar para que los diputados bolcheviques ejercieran su mandato, manejos con el gobierno alemán en plena Primera Guerra Mundial, asumiendo el costo que algunos de sus adversarios los acusaran de traidores a la patria.
Respaldo coyuntural a gobiernos antagónicos en momentos decisivos. En fin, flexibilidad total para avanzar y garantizar resultados claves.
Este ejemplo histórico evidencia que en la tradición ideológica existen las experiencias que invitan a las corrientes de la izquierda panameña a aplicar una táctica más flexible y adecuada. Que le permita pasar de la participación política abstracta a la lucha política-electoral concreta y eficaz.