La otra tarde caminando cerca de casa ya era casi de noche, había un silencio extraño de esos que puedes escuchar tus pensamientos.
Caía una leve llovizna, hacia algo de frío por lo que meto mis manos en los bolsillos, veo a mi al rededor no hay nadie, me bajo la mascarilla para respirar mejor, siento el agua escurrirse por mi cabello hasta llegar a mi rostro. En eso camino más lento, por alguna extraña razón disfruto esos momentos.
Oigo mis pasos sobre el agua en el asfalto, escucho a los sapos cantar o no se como se les diga, de pronto a lo lejos escucho unos maullidos. Trato de no prestar atención a los mininos… Algo me detiene y pienso no puedo dejarlos allí.
Eran cuatro; dos grises; uno amarillo y el más pequeño era tuxido -banco con negro-, solo le faltaba la nariz roja para ser Silvestre el gato de los Looney Tunes.
Alguien los arrojó en una cuneta envueltos en una bolsa de basura. Los meto dentro de mi suéter para calentarlos mientras llego a casa.
Busco un blower que no se quién dejó en mi baño, para secarlos… Luego busco algo de leche, no hay nada parecido a una mamadera, lo más cercano es un gotero, luego de esterilizarlo empiezo la tarea de darle gotitas de leche a los felinos que aún no abren los ojos.
Este cuartero me recordó a Eva, una conocida con al que fui al cine y a cenar… Nunca llegamos a nada debido a que una amiga suya le contó que nos acostábamos.
A Eva jamas le hice ninguna propuesta o intente seducirla… Hasta me ponía nervoso, algo que me ocurre cuando quiero algo serio.
Después de arruinar todo con Eva, Miroslava me llamó para tener una noche de pasión a lo que respondí que jamás volvería a pasar algo entre nosotros.
Me fui a dormir puse a los michis en una canasta al día siguiente, me puse a pensar en poner en adopción a los gatos.
Se me vino a la mente Minerva, una morena muy simpática con la que salí unos meses, a simple vista muy callada, pero muy apasionada… Tengo su número le escribo un mensaje, no veo su foto y solo veo un ganchito, por lo que deduzco que me bloqueó.
Ahora no sabía si era reciente o hace mucho. La llamo desde mi otro número, le explicó lo que pasa y me responde ” Ya mi esposo y yo rescatamos una gatita”, no tenía ni idea que no era soltera.
Me dice que me va a agregar, no sé ni que decirle me llegó un sentimiento de remordimiento. Ella en realidad quería una relación de pareja formal algo que yo o estaba dispuesto en ese momento. Con un audio me dice, tú y yo solo podemos ser amigos, lo que pasó, pasó.
Tiempo después de mi relación con Minerva, una mujer me corto y se decidió por otro. No sé el motivo pero digamos que me afecto, pero en el fondo solo eramos amigos con derecho.
Estefany, la hermana de un amigo que es psicóloga me comentó en una fiesta que si quería ser su paciente: Para ella sufría de un trauma llamado síndrome de Don Juan (o la manía de querer más y más mujeres).
No se si fue para complacerla o por curiosidad, nos encontramos un par de veces para hablar del tema.
Para Fani soy un idiota que no acepta que se enamora y prefiere huir antes de involucrar sentimientos. Palabras más palabras menos, le tengo miedo al compromiso.
Retomando lo anterior y siendo justos, con la mujer que me dejó -no niego que me hirió, sumado a otras cosas-, la verdad no solo tenia un relación con ella, sino que salía con dos chicas más.
En un momento llegué a salir con cuatro a la vez en todo el sentido de la palabra. Pero esos momentos de locura quedaron atrás en donde podía hacer el amor con dos mujeres distintas en un mismo día.
