Por: René Bracho (Economista)
Las recientes elecciones de mayo han evidenciado el hecho de que en Panamá las formas ideológicas más hegemónicas en este momento se ubican en el centro del espectro.
En el centro político – ideológico del país se identifican tres corrientes con claridad:
- El Socio liberalismo, también autodenominado “centro-derecha”. Aboga por la democracia representativa y el Estado de derecho liberales. Con preferencia por las soluciones de mercado para la asignación de recursos, la distribución y la producción. Un estado “no obeso” con ortodoxia fiscal y criterios de eficiencia que promuevan mercados competitivos. La escuela de pensamiento económico más afín con esta visión es el neokeynesianismo, o interpretación neoclásica del keynesianismo. Es importante diferenciar, con precisión, el socioliberalismo, tanto del anarco-capitalismo libertario como del totalitarismo de derecha. Algunas personalidades con la visión socioliberal en el nuevo gobierno son: el presidente José Raúl Mulino (que se autodenomina de centro-derecha) y Felipe Chapman (ministro de economía designado).
- La Socialdemocracia Corporativa, generalmente, es considerada como una de las corrientes de la “centroizquierda”. Concibe una democracia participativa con una institucionalidad sólida. En lo económico, también posee una visión neokeynesiana, propugnando por un estado “no obeso” con intervenciones focalizadas, eficiencia y equilibrio fiscal. Y la aplicación conveniente de soluciones de mercado, estatales o mixtas, con sensibilidad ambiental, según el caso amerité. Compatibles con la creación de un estado de bienestar medianamente protector al estilo anglosajón. Resulta necesario matizar a la Socialdemocracia Corporativa de la Socialdemocracia Clásica más cercana a un estado de bienestar más protector estilo escandinavo. Algunas personalidades con este enfoque en el nuevo gabinete son miembros del Partido Revolucionario Democrático PRD y poseen contactos con grandes corporaciones (Javier Martínez Acha y Juan Carlos Navarro).
Cabe mencionar que en la jerga de los grupos sociales reivindicativos y de la izquierda latinoamericana se engloba, de forma no precisa, dentro del término-cliché: “neoliberalismo” a estas dos visiones (al Socioliberalismo y la Socialdemocracia Corporativa).
La palabra neoliberalismo fue acuñada por primera vez por Alexander Rüstow en 1938. En Latinoamérica, el término trata de abarcar, en una sola palabra, las políticas monetaristas propuestas por M. Friedman y los Chicago Boys al régimen de Pinochet, junto a las reformas de ajuste estructural derivadas del Consenso de Washington, e impuestas por las instituciones financieras internacionales a cambio de créditos a los países durante finales de los ’80 del siglo XX y la primera década del siglo XXI.
- La tercera corriente del centro es el Republicanismo Progresista Posmoderno, es una corriente pluralista y diversa que defiende la democracia participativa ciudadana y el Estado de derecho liberal. Propugnan la eficacia ejecutiva, la máxima eficiencia, la austeridad en el gasto público y la narrativa anticorrupción. Simpatizando con las demandas progresistas identitarias posmodernas, no tradicionalistas. En lo económico, se manejan con la aplicación conveniente de soluciones de mercado, estatales o mixtas con sensibilidad ambiental y social. Los liderazgos exponentes de esta visión fueron electos en la asamblea y los gobiernos locales, principalmente, a través de la plataforma electoral y parlamentaria Vamos.
Finalmente, es necesario aclarar que esta descripción no niega la propensión a la “neutralidad” utilitaria que caracteriza a la política criolla. Ya que, en Panamá, se evita la identificación ideológica categórica, principalmente, para evitar la estigmatización.
En este artículo de opinión se ha pretendido definir con relativa precisión el llamado “centro” que hegemoniza la política panameña.