Por: José R. Herrera B.
Periodista y educador josegladiador63@gmail.com
Rolando y José entablaron amistad hace más de tres décadas, desde entonces el vínculo se ha fortalecido ya que la relación se fundamenta en la confianza, la lealtad, la simpatía, el respeto recíproco y que jamás se han pedido ni prestado plata.
En sus reuniones siempre está presente la tertulia abrazada a temas de historia, guerras, política, economía, realidad social, placeres de la vida, salud, deporte y sensibilidad social. Nunca falta el buen ambiente cargado de música, bebidas y la bromas que explotan en risas. Tampoco, la compañía de sus esposas y los argumentos serios que sustentan sus opiniones.
Hoy es uno de esos días de asado, vino, cerveza, karaoke y juego de dominó. La conversación gira sobre los batallones de la muerte y las atrocidades cometidas en varios países del mundo.
La dupla de amigos lleva 25 minutos desmenuzando todas las caras de los también llamados escuadrones de exterminio, en ese punto Rolando pregunta: ¿qué hacemos con nuestros batallones de la muerte?, ¿Cuáles? responde José.
Con las orejas y la cara roja, no sé si por el vino, el calor o la rabia, Rolando comenta, hablo de los corruptos y los corrompidos que bajo el manto de la ilegalidad roban, amenazan, sabotean, secuestran, torturan, violan y asesinan a los sistemas de salud y educación, a las oportunidades de un trabajo digno, a la economía del país, a la equidad y al bien común. Esos que masacran el presente y el futuro de abuelos, padres, hijos y familias condenándolos a la pobreza y la carencia de una vida digna.
Escuadrones de la muerte que transforman el ideal social condenando a hombres y mujeres de todas las edades, a vivir en un país sin oportunidades que los lleva a sufrir los estragos de la miseria y el abuso.
La corrupción se mimetiza en la piel de la sociedad como mecanismo evolutivo, es como el cocodrilo que no ha cambiado casi nada desde la época de los dinosaurios.
La guerra total y sin cuartel a este mal social, en todas sus manifestaciones, es la única solución efectiva y eficaz para acabar con los escuadrones de la muerte que llevan al exterminio la esperanza, la fe y los sueños de gente.
