La salud reproductiva masculina ha cobrado mayor relevancia en los últimos años, aunque sigue siendo un tema subestimado por muchos hombres. Según datos recientes, más del 50% de los hombres entre 30 y 50 años nunca han visitado al urólogo, lo que limita las posibilidades de detectar problemas de infertilidad a tiempo.
Si bien la fertilidad femenina ha sido tradicionalmente el enfoque principal de los tratamientos de reproducción asistida, estudios recientes revelan que el factor masculino es fundamental para que una pareja logre concebir. Se estima que entre el 30% y el 50% de los casos de infertilidad en parejas tienen su origen en la fertilidad masculina.
El Dr. Saúl Barrera, director médico de IVI Panamá, explica: “Es fundamental que los hombres comprendan la importancia de su salud reproductiva y adopten medidas preventivas. La fertilidad masculina está influenciada por diversos factores, como el estilo de vida y la exposición a ciertas sustancias”.
De hecho, en el 90% de los casos de infertilidad masculina, el problema se origina en la calidad del esperma, que puede verse afectada por una baja concentración de espermatozoides, alteraciones en su movilidad o una morfología anormal. Es así como la calidad del semen está influenciada por factores como el consumo de tabaco, alcohol, drogas y obesidad, que impactan directamente en su producción.
El envejecimiento es otro factor importante en los hombres, aunque su impacto en la fertilidad masculina es menos pronunciado que en las mujeres. A partir de los 45 años, tanto la calidad como la cantidad de espermatozoides pueden verse comprometidas, aumentando el riesgo de anomalías genéticas en el bebé.
El estrés crónico también juega un papel crucial. Niveles elevados de cortisol pueden alterar el equilibrio hormonal necesario para la espermatogénesis, reduciendo las posibilidades de concepción.
Causas que afectan la calidad del semen
La baja calidad del semen puede originarse en varias condiciones, algunas de las cuales están directamente relacionadas con los testículos. Los problemas testiculares, que representan entre el 10% y el 20% de los casos, incluyen testículos pequeños y baja producción de esperma. También se observan problemas en el transporte de espermatozoides debido a bloqueos en los conductos y la ausencia total de espermatozoides, conocido como azoospermia.
Los trastornos hormonales, aunque menos frecuentes, representan entre el 1% y el 2% de los casos de infertilidad masculina. Estos trastornos incluyen condiciones que afectan la producción de testosterona, problemas en la glándula pituitaria y anomalías congénitas.
Otro factor que afecta la fertilidad es la dificultad para eyacular, que se presenta en condiciones como la eyaculación retrógrada (presencia de líquido seminal en la orina) o alteraciones del tracto genital, las cuales impiden que el semen llegue al útero para la concepción.
Además de estas causas, factores externos como la exposición a contaminantes ambientales y sustancias químicas tóxicas (pesticidas, solventes, plomo, cadmio) pueden incidir negativamente en la calidad del esperma. En algunos casos, el uso de anabolizantes y esteroides contribuye a la baja calidad de los espermatozoides.
Por otro lado, en un alto porcentaje de los casos (entre el 40% y el 50%), no se logra identificar una causa exacta para la infertilidad masculina. Algunas infecciones, como la dermatitis, el varicocele y enfermedades de transmisión sexual (ETS), pueden estar implicadas, aunque no siempre se encuentran vínculos claros.
Opciones de tratamiento para la baja calidad del esperma
Para realizar un diagnóstico adecuado sobre la calidad del esperma, se efectúa un análisis que evalúa la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides. Un resultado óptimo debe mostrar más de 39 millones de espermatozoides por eyaculado, con al menos 32% de ellos con movimiento progresivo y al menos un 4% con formas normales. Cuando las cifras son menores, las probabilidades de embarazo se reducen considerablemente.
Si el esperma de un hombre no puede fecundar un óvulo de manera natural, existen diversas opciones de tratamiento disponibles. Una de las alternativas es el uso de esperma de un donante y también se pueden considerar procedimientos como cirugía, medicamentos y tratamientos hormonales, que pueden aplicarse solos o en combinación para facilitar la unión del óvulo y el esperma.
Entre los tratamientos más comunes se encuentran la Inseminación Artificial (IA) y la Fecundación in Vitro (FIV). En la IA, se toma una muestra de semen del hombre y se somete a un procedimiento conocido como “lavado de esperma”, que separa los espermatozoides saludables del resto del semen. Posteriormente, el esperma se coloca directamente en el útero, acercando el esperma al óvulo y facilitando su fecundación. En la FIV, la mujer recibe medicamentos para madurar varios óvulos y luego se unen con los espermatozoides en un laboratorio. Cuando los óvulos son fecundados, uno o más se introducen en el útero.
El Dr. Barrera destaca que los hombres menores de 40 años deben realizar revisiones al menos cada dos años, mientras que los mayores de 40 deben someterse a un chequeo anual. Esto permite detectar posibles alteraciones en la calidad del semen a tiempo y abordar problemas de fertilidad de manera temprana.
“En IVI Panamá ofrecemos diagnósticos precisos para evaluar la calidad del semen, pruebas hormonales y genéticas, así como tratamientos personalizados para mejorar la fertilidad masculina. Contamos con tecnologías avanzadas en reproducción asistida, como la microinyección espermática (ICSI) y la selección de espermatozoides con mejores características morfológicas”, concluye el Dr. Barrera.
Con los avances en medicina reproductiva, existen cada vez más alternativas para abordar la infertilidad masculina. No obstante, la prevención y la concienciación siguen siendo esenciales para preservar la salud reproductiva y aumentar las probabilidades de lograr un embarazo, ya sea de manera natural o con el apoyo de técnicas especializadas.