La noche de ayer 20 de septiembre, empezó a circular un video grabado por un joven, quien dice ser venezolano, dentro de un auto con un sacerdote de la Iglesia Católica que iba camino a una casa de citas para supuestamente tener sexo.
Parado en una estación de gasolina, el hombre dice que espera al padre Rogelio para trasladarse al lugar de encuentros íntimos, donde tendrán sexo a favor de dinero (ejercer la prostitución).
Al subir al vehículo empieza una conversación subida de tono y el joven empieza a tocar las partes íntimas del sacerdote, porque al religioso le gusta así, dijo.
Los antecedentes de este caso, narra el sexo servidor, inician cuando él llega a Panamá en busca de trabajo y se acerca al sacerdote para que lo ayude, pero este le ofrece dinero a cambio de favores sexuales, a lo que el hombre no se negó “por necesidad”.
Pero la situación se fue agravando cuando se sumaron otros sacerdotes y la demanda de sexo se tornó más complicada, pues, de una vez por semana sus servicios iba aumentando a tres y más, narró.
Siendo así, decidió hacer el material público, causando la reacción de la iglesia católica a temprana hora de este sábado, que comunicó la separación de tres sacerdotes.
Comunicado de la iglesia católica
La Arquidiócesis de Panamá se siente profundamente herida y avergonzada, al recibir informaciones sobre las conductas inapropiadas y escandalosas de los sacerdotes Rogelio Topin, Orlando Rivera y Karl Madrid, lo que ha motivado la decisión de separarlos de sus funciones y deberes como presbíteros, desde el pasado 6 de septiembre de 2019, según se prevé en la Iglesia Católica ante estas circunstancias.
Hasta el momento, la Iglesia Arquidiocesana no ha sido informada de que exista alguna acusación en contra de estos presbíteros, pero se ha tomado esta previsión de suspenderlos con el fin de restablecer la justicia, procurar la conversión del clero y reparar el escándalo causado.
Como consecuencia de la suspensión, los presbíteros señalados no podrán administrar ningún sacramento -eucaristía, reconciliación, bautismo, unción de los enfermos, ni ser testigos de matrimonio-.
Reafirmamos una vez más nuestro irrestricto compromiso en la búsqueda de la verdad y la justicia, único camino para una verdadera reparación y sanación de nuestra Iglesia.
Reiteramos nuestra posición de “tolerancia cero” ante cualquier clase de abuso, especialmente a menores y personas vulnerables.
