El mundo empresarial de hoy se encuentra inmerso en un desafío crucial: cómo navegar en el vasto universo de la tecnología para lograr una ventaja competitiva sostenible. En este contexto, la inteligencia artificial (IA) generativa ha emergido como una fuerza transformadora, remodelando fundamentalmente la forma en que trabajamos y vivimos. Sin embargo, a pesar del enorme potencial que encierra esta tecnología, muchas empresas aún no descubren como capturar plenamente sus beneficios. Según una investigación que realizamos en McKinsey, solo se ha alcanzado aproximadamente un tercio de los beneficios de ingresos esperados de las transformaciones digitales hasta el momento, sin considerar las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial Generativa. Es evidente que existe una brecha entre la promesa y la realidad de las diferentes tecnologías en los negocios.
La promesa es enorme. Usemos el caso de la IA generativa de ejemplo: En el reporte que realizamos, la IA podría agregar el equivalente de $2.6 billones a $4.4 billones de dólares anuales en los 63 casos de uso analizados. Para poner esto en perspectiva, el PIB total del Reino Unido en 2021 fue de $3.1 billones de dólares. Por ejemplo, en el sector bancario, la implementación de la IA generativa podría generar un valor adicional de $200 mil millones a $340 mil millones al año. Del mismo modo, en el sector minorista y de bienes de consumo empaquetados, el impacto potencial oscila entre $400 mil millones y $660 mil millones al año. Estos datos revelan el enorme potencial económico que la IA generativa tiene para impulsar el crecimiento y el rendimiento financiero en diferentes industrias. Las áreas con mayor potencial de valorización se concentran en operaciones de clientes, marketing y ventas, ingeniería de software e I+D.
A pesar de la enorme promesa, tenemos todavía muchos retos al implementar las transformaciones digitales y la velocidad con la que evoluciona la tecnología es impresionante. Uno de los desafíos clave es la gestión de los riesgos inherentes a estas tecnologías. Por ejemplo a medida que la IA generativa se vuelve más sofisticada y autónoma, es necesario establecer marcos éticos y legales sólidos para garantizar su uso responsable y evitar consecuencias no deseadas.
Además, la rápida evolución de la IA generativa plantea desafíos en términos de adquisición de habilidades y talento. Las empresas deben desarrollar un banco de talentos digital, que combine habilidades digitales y de negocios, para abordar las demandas cambiantes del entorno empresarial. Esto implica reentrenar a los empleados en habilidades digitales y establecer una progresión de habilidades basada en expertos. Al invertir en la adquisición y el desarrollo de talento digital, las organizaciones pueden asegurar que estén equipadas con las capacidades necesarias para aprovechar al máximo la IA generativa.
Las seis capacidades para el futuro
En McKinsey hemos definido seis capacidades críticas que le permitirán a las empresas capturar el valor de lo digital y la IA. Estas capacidades son fundamentales para impulsar la transformación y aprovechar al máximo las oportunidades que brindan las tecnologías emergentes. Primero, es necesario alinear al equipo directivo en torno a una ruta digital dirigida por el negocio. Esta capacidad implica alinearse en una visión común de la transformación digital. Es esencial establecer un lenguaje digital compartido, aprender de otras empresas más avanzadas y acordar compromisos que coincidan con las ambiciones de la organización. En segundo lugar, es importante construir un banco de talentos digitales. Las empresas deben reclutar y retener a profesionales con habilidades digitales, fomentar una cultura de aprendizaje continuo y de colaboración entre equipos multidisciplinarios.
Tercero: desarrollar un nuevo modelo operativo digital y escalable. Las empresas deben revalorar y rediseñar sus modelos operativos para aprovechar plenamente las capacidades digitales y la IA. Al hacerlo, las organizaciones podrán mejorar la eficiencia, la agilidad y la capacidad de respuesta a las demandas cambiantes del mercado. En cuarto lugar, es importante impulsar la velocidad y la innovación. Las empresas deben adoptar tecnologías emergentes como la IA generativa y la nube para automatizar procesos, optimizar la toma de decisiones y fomentar la creatividad. Al hacerlo, podrán desarrollar productos y servicios más rápidamente, responder de manera ágil a las necesidades del cliente y mantenerse a la vanguardia de la competencia. La quinta capacidad crítica es darle su justo valor a la data. Los datos son el activo más valioso en la era digital. Las empresas deben establecer una cultura basada en datos y utilizarlos en todas las áreas de la organización para tomar decisiones informadas y basadas en evidencia.
Esto implica la recopilación, análisis y aplicación inteligente de datos para comprender mejor a los clientes, optimizar las operaciones y detectar nuevas oportunidades de mercado. Finalmente, las empresas que quieran tener una auténtica transformación digital deben adoptar soluciones digitales escalables. Para aprovechar plenamente el valor de lo digital y la IA, las empresas deben centrarse en el cliente y personalizar las soluciones digitales según sus necesidades. Además, es esencial medir y monitorear constantemente los resultados para identificar oportunidades de mejora y ajustar las estrategias en consecuencia. Al adoptar un enfoque centrado en el cliente y una mentalidad de mejora continua, las organizaciones podrán maximizar el impacto de las soluciones digitales.
Por: Felipe Villarreal, socio de McKinsey & Company Panamá