Caminando por una acera de ladrillos cerca de Vía Argentina en medio de unas diligencias, con un calor intenso de mediodía cargando una pantalla facial y la mascarilla, siento el aroma de los diferentes platos de los restaurantes que hay en la zona.
De pronto, siento la mirada pesada de los transeúntes, los comerciantes, los “bien cuidados”, como si me conocieran a pesar que no reconozco a nadie, empiezo a caminar más rápido para alejarme de ese lugar.
Por alguna extraña razón me siento como Santiago Nasar, caminando al encuentro de su destino. Destino que todos sabían y que nadie le advirtió, pensando que Santiago era consciente que los gemelos Vicario, lo esperaban para matarlo, en Crónica de una Muerte anunciada de García Márquez.
Llegó a mi lugar de destino, me quito todos los aditamentos anticovid que llevaba puesto, poco a poco, voy retomando la calma.
Al terminar el tramite sin querer o quizás por cosas del destino, me equivoque de calle llegando al Parque Andrés Bello.
En ese lugar, pasé muchas tardes con Esmeraldita, en mi época de estudiante, fue algo inevitable no recordar tantas cosas.
A pesar que la mayoría puede pensar que entre un hombre y una mujer no puede haber una relación de amistad, si es posible. Siempre que necesito un consejo o un apoyo, está Maritza.
Llamo a Maritza, ella muy cortes como siempre me pide que la visite a su apartamento.
La flaca sabe que me encanta el café, pero me prepara un té de canela con jengibre.
Después de tomarnos la bebida, me recosté en el sofá, puse mi cabeza sobre sus piernas. Ambos guardamos silencio, ella me acaricia el cabello, sabe que eso me relaja.
De pronto se sonríe. Sí que eres bobo. Luego me cuenta algunos problemas con su pareja.
Me dice que no tiene conexión… bueno, es decir, que no tienen intimidad de pareja.
Creo que en este punto debo aclarar que intimidad de pareja no es solo lo físico. Tener relaciones sexuales se puede, hasta sin sentir nada, pero intimidad es otra cosa.
Las personas siempre guardamos cosas, manías, secretos, etc.
Les doy un ejemplo. Cuando se tiene o se logra la intimidad, la persona se abre del todo a su pareja. Hay quienes sustentan que no se debe decir todo sobre uno, ya que puede ser peligroso.
Según Maritza, su novio es bueno en la cama, es cierta medida, es atento, pero no la conoce o no hace el menor esfuerzo en saber más allá de lo que se vé de ella.
La flaca me pregunta: ¿por qué no tomó pastillas anticonceptivas? Le respondo, que es porqué se le olvida. Es más, una vez la acompañe al médico cuando la regla no se le quitaba, por tomar las pastillas a deshora.
Sigue preguntando: ¿cuál, es mi libro favorito?. La Casa de los Espejos de Isabel Allende.
Ves bobo, él no sabe ni le interesa esas cosas.
Yo solo he llegado a ese nivel de confianza con Esmeralda. Lo intente con otras dos parejas, pero en definitiva no tenían la mínima intensión de tener esa conexión.
Bueno con Maritza, pero es otro caso entre ella y yo hay un cariño diferente a lo físico o amoroso.
Tal vez nunca tenga intimidad con una pareja, como dice el dicho: si del cielo te caen limones, aprende hacer limonada y listo o una margarita.
