Dicen que la menopausia provoca más rupturas que las infidelidades. Y no es una frase lanzada al aire: el descenso hormonal puede generar cambios físicos como la sequedad vaginal, pero también impacta profundamente en el estado emocional y mental de la mujer. El deseo se transforma, el interés por el sexo disminuye y, muchas veces, la pareja no comprende la magnitud de ese proceso.
Esta semana les contaré la historia de Ana y Miguel, una pareja que, a simple vista, parecía sólida, pero sin mucho sexo.
Ana había entrado en la etapa de la menopausia y, con ello, perdió casi por completo el interés por la intimidad. Miguel la amaba, pero no lograba entender por qué el vínculo que antes los unía con tanta pasión ahora parecía enfriarse. La frustración comenzó a abrir grietas silenciosas entre ellos.
Un amigo le aconsejó a Miguel que no se rindiera, que intentara avivar la llama antes de pensar en una separación. Fue entonces cuando decidió visitar Scarlet Rose Panamá, con la esperanza de encontrar algo que los ayudara a reconectarse.
Usar juguetes en la relación
Recordó que, al inicio de su relación, Ana le había confesado una fantasía: le intrigaba la idea de usar un vibrador. La encargada de la tienda le mostró una amplia variedad; Miguel eligió uno con cuidado y añadió un lubricante de menta, pensando en ella, en su placer, en su sonrisa.
Esa noche esperó a Ana con nervios y ternura. Cuando le mostró el regalo, ella lo miró sorprendida… y algo se encendió en su interior. Sin palabras, se dejó llevar. Miguel, atento y paciente, la acompañó en ese reencuentro con su cuerpo, explorando sin prisas, despertando sensaciones que creía dormidas.
Ana cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, dejó de pensar en la menopausia. No era solo placer: era sentirse deseada, comprendida y acompañada.