Autor: Doctor Luis Montero
De los cuatro gobiernos que han pasado desde la alborada del siglo actual, tres se han jactado y han celebrado el despegue económico del país. Algunos autores van llamando a este periodo el periodo del auge económico de la post reversión. Fluyen además artículos que denuncian que este auge no ha sido beneficioso para todos y hasta se establecen diferencias en el desarrollo regional y entre los diversos estratos sociales. Hay tremendas coincidencias en señalar que la riqueza producida en este periodo de auge, que al parecer ha terminado, quedó en manos de unos pocos, lo que además está bien documentado por fuentes locales e internacionales.
En efecto, hemos podido ver varios indicadores tanto de pobreza como de desigualdad, aun cuando en el caso de esta última no hay estudios más profundos y solo sabemos de los pobres, pero no de las diferencias entre las otras franjas sociales.
Dentro de este contexto y estas denuncias caben aquí las preguntas ¿No hemos firmado acaso compromisos internacionales en que nos hemos comprometido a acabar con la pobreza, disminuir las desigualdades y mejorar las oportunidades?,
El más sobresaliente de los acuerdos adquiridos internacionalmente por Panamá al respecto se dio en 2015, cuando el expresidente Juan Carlos Varela firmó nuestra adhesión “como país” con el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible ODS. Desde entonces y a paso muy lento, las políticas públicas y los programas sociales intentan articularse a dichos objetivos.
La mayoría de los objetivos del desarrollo sostenible están orientados a la consecución de la equidad; sin embargo, no se ha avanzado mucho en ello. Para constatar esto seleccionamos algunos de esto los ODS que hacen alusión a la búsqueda de la equidad y documentamos la situación de su cumplimiento:
El primer ODS se plantea el reto de “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo” su aplicación debe entenderse como “poner fin a la pobreza en nuestro país”. Con respecto a ello, podemos decir que aun con los bajos estándares tenidos en cuenta para declarar quien es pobre y quien no, aún se declaran aquí 788 mil pobres multidimensionales.
El día que se determine científicamente el costo de la vida veremos que los pobres en este país son muchos más.
El objetivo 2 de los ODS se plantea “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”. Aunque no somos Guatemala, país con más desnutrición infantil crónica en Latinoamérica, en Panamá hay alrededor de 400 mil personas en condiciones de subalimentación. Aunque con relación al principio de este siglo la subalimentación se ha reducido en dos tercios (la prevalencia de subalimentación era del 26,2% en el trienio 2000-2002 según la FAO) desde el año 2013 esta ha dejado de reducirse, afectando al 9.2% de la población.
Para hacer el problema más profundo hay que decir que la seguridad alimentaria del país está por el suelo y cada vez somos menos autosuficientes en la producción de alimentos. El gobierno entrante adelanta medidas para reforzar el agro, pero todavía no podemos medir sus resultados.
El objetivo 4 de los ODS: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” es el objetivo cuyo avance es más cuestionado. En el país la cobertura escolar retrocede, el sistema educativo es cada vez más inequitativo y todas las pruebas evaluativas de los aprendizajes y desarrollo de competencias en los niños y
adolescentes (TERCE, ERCE, CRECER, PCA, PISA) nos indican que la educación no está cumpliendo su papel como agente nivelador en nuestra sociedad. Hasta podríamos llegar a pensar que se sabotea el avance de la educación como mecanismo de control social.
Prueba de lo anteriormente mencionado es que hay unos 205 mil niños en edad escolar fuera de la escuela. El año pasado, 14,262 desertaron de las escuelas, 37,025 quedaron reprobados y 58,210 quedaron aplazados en los niveles de premedia y media. El panorama sería peor si se permitieran los aplazamientos en el nivel de primaria. Hay 7 regiones educativas en crisis en este país.
Otro ODS que busca la equidad es el Objetivo 8: “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.
Al respecto solo vamos a mencionar que este año el porcentaje de informalidad en la ocupación alcanzó el 45% de los ocupados en el país. La desocupación aumentó en 22,000 personas entre agosto de 2018 y agosto de este año.
La informalidad en la ocupación implica personas trabajando sin seguro social y sin contrato, en el caso de los informales que son empleados ¿Dónde está el trabajo digno?
Desde este panorama general podemos decir que hay un gran trecho entre lo que pregonan los gobiernos y lo que promueven o permiten, por lo que está ausente la dimensión ética en la gobernabilidad.
El autor es docente universitario.