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La cobertura de la crisis en Ucrania y su diferencia con otros conflictos. Racismo mediático y sectarismo cultural

Por Jorge I. González
Especialista en Derecho y funcionario de la Universidad de Panamá

“Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro”

Se trata del poema del venezolano Andrés Eloy Blanco, cuyo texto cargado de crítica social contra el racismo fue convertido a famosa canción por el cubano español Antonio Machín, en 1947, habiéndolo este escuchado primero de la voz de la gran bolerista cubana Toña la Negra.

Empezamos de esta forma para evidenciar como las representaciones simbólicas, imaginarias, que provienen de la realidad y nos dan una concepción y explicación del entorno, son reflejo de las relaciones de poder traspoladas al campo de la psicología colectiva, de cara al control social, a fin de justificar al orden social y político existente.

El llamado de gran repercusión mediática mundial a una Asamblea General de las Naciones Unidas por parte de las potencias, europeas para discutir la situación de conflicto entre Rusia y Ucrania, seguido de la exhortación a un minuto de silencio en el pleno de la precitada Asamblea, en recuerdo de las víctimas de Ucrania, lo que en principio es loable, no deja por otro lado de generarnos preguntas. Por qué razón esa exclusividad o parcialidad con ciertas víctimas olvidando a otras, teniendo en cuenta que nunca hubo una convocatoria igual por las víctimas de la Invasión de Estados Unidos a Panamá o por los mlilones de iraquíes, libios y sirios muertos recientemente por las guerras mercenarias ejecutadas a sangre y fuego contra estos pueblos por las potencias de Occidente. Tampoco vimos nunca llamados a reflexión ni minutos de silencio por los caídos en la invasión de Estados Unidos a Somalia en África. Lo que vemos hoy parece ser humanismo solo rubios y ojos azules.

En esa linea, no hemos visto la misma emoción por los estudiantes africanos discriminados y reprimidos por las fuerzas militares de Ucrania y de Polonia en la frontera de ambos países, abandonados en estaciones de trenes a su suerte y olvidados por su color de piel. Ha sido una de las más indignantes escenas de los últimos días. Pareciera que sus lágrimas no cuentan. Lo llamativo de esta guerra, dicen los narradores de las grandes corporaciones mediáticas de Estados Unidos y Europa Occidental, es que los refugiados ahora son rubios. Lo han dicho así, desvergonzadamente y sin tapujos.

El trato recibido por los refugiados de Ucrania no es el mismo que el dado a los migrantes africanos y árabes provenientes de Africa y Medio Oriente, en especial de Libia, Siria e Irak, países cuya infraestructura nacional fue destruida inmisericordemente por miles de bombas lanzadas por Estados Unidos y la OTAN entre los años 2003 y 2011.

Por qué sentimentalismo por unos y no por todos en la ONU y estudios de televisión? Las víctimas de las guerras y los inmigrantes de los países pobres y subdesarrollados no son acaso seres humanos? No merecen también esas víctimas los minutos,
lamentos y cobertura?

Todos y todas las víctimas de cualquier guerra y rincón merecen solidaridad Podrán decirnos que el trato desigual a las víctimas según su origen es porque puede haber más o menos adinidad cultural e identificación europea. Y ese es el caso entonces que quede claro que son medios e instituciones que no responden al interés de los pueblos como nos pretenden decir. Son los medios y las instituciones de una parte del mundo y al

Hemos sido testigos de una cobertura sesgada que traduce la desigual dedicación de los grandes medios de comunicación occidental al momento de informar y generar opinión en torno a distintos conflictos en el mundo y que nos llevan a reafirmar que, para las sociedades capitalistas occidentales jefaturadas por clases sociales adineradas, caucasoides y cristianas en lo confesional, las tragedias en las que mueren negros, mestizos, asiáticos e indígenas, no som merecedoras de la misma importancia o consideración sentimental, dolor ni el mismo lapso de transmisión televisiva. Es lo que llamamos racismo mediático.

De esa manera se ignora por completo el dolor del pueblo de Yemen, sometido a criminal cerco de hambre y masacrado por al incesante bombardeo aéreo del despótico reino de Arabia Saudita, con bombas de última generación financiadas y suministradas por los poderes de la OTAN, esos mismos que invocan ahora el Derecho Internacional Público contra la Federación Rusa. Se decide olímpicamente pasar por alto la represión del Estado de Israel contra el humilde y luchador pueblo de Palestina, que por los días del conflicto en Ucrania era al mismo tiempo reprimido en los territorios ocupados, abandonados por la prensa mundial.

Exclamaciones de comentaristas resaltando las características de piel blanca, ojos azules y cabellos rubios, de las víctimas del conflicto ucraniano a partir de la acción miltar de Rusia, en franca contraposición al desinterés expreso por las victimas de otras guerras en el orbe, son componentes del discurso que constata la visión hegemonista, colonial y racista, de los centros de poder occidental, develando los aires supremacistas que impregnan aún tanto la forma de pensar como las matrices de comunicación de medios corporativos controlados por las elites, que buscan afanosamente imponer a los pueblos su visión de la historia y la realidad en correspondencia a sus intereses sectarios.

Se invoca y defiende el derecho que en principio le asiste a los ucranianos contra Rusia, pero esa misma condición se le niega en redacciones y gobiernos de Occidente a las naciones invadidas por Estados Unidos y sus aliados, se les desconoce la misma oportunidad de ver reconocidos sus legítimos derechos de resistencia y de independencia nacional. De resistir en armas al invasor y si no son europeos de ojos azules y rubios, entonces no tienen igual derecho a luchar por su soberanía, estigmatizados como terroristas o incultos y anti modernos que merecen ser sojuzgados, invadidos, ocupados y adoctrinados en las creencias y moldes del agresor.

Mientras el supremacismo occidental no sea desarraigado seguirá abierta la senda a la confrontación y la violencia entre las naciones, pues se trata de un conjunto de estados y fuerzas económicas empecinadas en la preservación de su protagonismo y hegemonía internacional bajo la égida norteamericana . La decodificación y exposición pública de estos anti valores y la lucha por la verdadera democracia son fundamentales para traer la paz al mundo y días de justicia social para todos y todas por igual, con independencia de la nación de origen, color de piel, religión o género.

Un mundo donde las lágrimas que se proyecten en las pantallas importen por igual sin que valga la estética del rostro.

Panamá, 1 de marzo de 2022

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