La pandemia ha intensificado el deterioro de la salud mental de la población, especialmente entre los adolescentes. Los detonantes son múltiples. Al aumento de la polarización y la falta de horas de sueño se han sumado los efectos negativos de las redes sociales en la autoestima o la paradoja de que la hiperconectividad ha provocado que el sentimiento de soledad y aislamiento de los seres humanos se haya incrementado. Este cóctel coincide con una escasez de profesionales y el poco conocimiento de los tratamientos disponibles.
Ante este escenario, ¿qué podemos hacer? El aumento de los trastornos exige una mejor preparación de los sistemas de salud para atender este problema prioritario, nuevos métodos enfocados en tratar la depresión, la esquizofrenia o la ansiedad, pero también el diseño de una estrategia para abordar este desafío desde la perspectiva de la comunicación.
El informe ‘Diferentes realidades que alteran la vida: la crisis global de la salud mental postpandemia’, elaborado por el equipo de Healthcare de LLYC, aporta claves sobre cómo deben ser las estrategias de comunicación que tienen que implementar las empresas e instituciones para enfrentar los trastornos de salud mental. Los ingredientes fundamentales son la empatía y el uso de la Inteligencia Artificial, una comunicación efectiva para conectar y vencer el estigma y lograr que el afectado busque ayuda.
- Entender para ayudar: empatía y data. Comprender la realidad a la que se enfrentan las personas afectadas y dimensionar el problema ayudará a comprender la situación e impulsará la búsqueda de recomendaciones de profesionales e instituciones sanitarias. Es necesario tener empatía y conocimiento. En este contexto, es más importante que nunca analizar la conversación, escuchar lo que dicen los afectados y tratar de asimilar su perspectiva y experiencia de la realidad. Además de aplicar soluciones de Big Data e Inteligencia Artificial para analizar la conversación social y descubrir las preocupaciones de los que padecen esta enfermedad, es importante ir más allá de las redes sociales y escuchar a las personas mediante entrevistas e interacciones personales para entender su perspectiva. Esto permite reunir insights relevantes para crear una narrativa que conecte, crear mensajes personalizados y transmitirlos por los canales adecuados.
- Desestigmatización: comunicación que abra el camino a la aceptación. La salud mental es un tema que debe ser abordado de manera frecuente y transparente para aumentar la concienciación. Es fundamental que las campañas sean auténticas y que transmitan un mensaje que conecte con las necesidades de las audiencias.
El movimiento global liderado por influencers y celebridades que buscan hablar abiertamente sobre la salud mental en sus redes social a raíz de casos como el de la gimnasta Simone Biles, que se retiró de varias pruebas de los Juegos Olímpicos de Tokio, o el de Justin Bieber, que canceló todos sus conciertos, es un cambio alentador que promueve la vulnerabilidad, la necesidad de reconocer el problema y buscar ayuda. Lo que antes era un desafío para las empresas, hoy es una gran oportunidad para conectar con sus audiencias.
- Campañas multicanal y efectivas para generar confianza e impulsar la búsqueda de ayuda. Diversos estudios señalan que el 60% de las personas que necesitan ayuda no la piden. Por eso es clave desarrollar estrategias de comunicación bidireccionales y multicanal con mensajes diferenciados por audiencia e información confiable para garantizar el acceso de todos los afectados a atención profesional y medicamentos que hayan desarrollado un valor terapéutico.
Las estrategias de comunicación deben contemplar la educación, el awareness y motivar a la acción, hacia la búsqueda de ayuda profesional. Pero también mediante proyectos de advocacy que generen confianza entre la sociedad, la comunidad médica y las instituciones sanitarias.
“El de la salud mental es un problema que crece potencialmente y que es necesario afrontar. Para ello hace falta una combinación de enfoques que parta del reconocimiento del problema, que se mueva de las palabras a la acción y que involucre a la sociedad, los pacientes, los médicos y las instituciones de salud. Es fundamental el uso de tecnologías avanzadas como Big Data e Inteligencia Artificial para diseñar una estrategia de comunicación efectiva y asegurar que las personas reciben la atención y el tratamiento que requieren”, asegura Gina Rosell, Socia y Directora Senior de Healthcare Europa en LLYC.