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La historia de los abuelos longevos que viven bajo la protección de 120 a los 65

Fiel Rivera Salinas nació el 14 de agosto de 1918, hace 102 años, cuando los programas de jubilación en Panamá eran incipientes. Aunque trabajó duro durante toda su vida, no tuvo la oportunidad de cotizar un seguro social. A pesar de no estar en la planilla de los trabajadores jubilados (que en Panamá ascienden a 290 mil) sus días transcurren con tranquilidad, ya que desde hace 10 años forma parte del programa 120 a los 65, que le brinda protección social a través de transferencias sociales y le permite cubrir sus necesidades básicas.

Las faenas laborales en aquellos días eran largas y extendidas. Se trabajaba duro. El señor Fiel recuerda que en sus años mozos se pagaban 0.75 centavos, 1.00 y 1.50 balboas al día, dinero que iba condicionado a largas jornadas de trabajo.

En Cermeño de Capira a “Hilacho”, como de cariño le dicen a Fiel, se le recuerda como un experimentado ebanista. Hacía de todo: construyó casas, ataúdes, taburetes, mesas, sillas; el trabajo nunca le faltó, con su profesión empírica logró educar a sus cuatro hijos y a sus 102 años ha tenido tiempo suficiente para ver crecer a su familia, entre ellos, sus 10 tataranietos.

Fiel no es el único trabajador que no cotizó un seguro social. El programa 120 a los 65, bajo la coordinación del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), tiene inscrito a 713 panameños (as) mayores de 100 años que no lograron entrar a los sistemas de protección laboral.

María Dolores Medina y Digna Villareal Domínguez, de 102 y 101 años, también tienen algo que aportar a esta historia. Estas mujeres realizaron varios trabajos, pero ninguno les permitió pagar cuotas para su jubilación.

Digna dedicó gran parte de su vida a realizar cuantos trabajos domésticos pudo.  Limpió casas, planchó ropa y vendió comida en ferias, bailes y actividades al aire libre, mientras que María realizó el trabajo que más dignifica a una madre: cuidar de su familia.

Doña Digna lo recuerda todo. En más de 100 años ha vivido mucho. Cuando habla de sus hijos se emociona y rompe en llanto. En su mente aflora todos los trabajos que tuvo que enfrentar para alimentarlos, educarlos y brindarles un techo seguro.

Por todo lo que le ha tocado vivir, “120 a los 65” representa mucho para ella, es la jubilación que nunca tuvo y que siempre se mereció – relata su hija María de 65 años – quien describe a su madre como una mujer aguerrida, quien nunca ha menguado en sus acciones.

Recientemente, salió librada de una cuarentena de 20 días a la que tuvo que someterse cuando salió positiva de COVID-19.  Esta abuela demostró que su salud sigue intacta. Su hija atribuye esa fortaleza a que su madre mantiene una dieta balanceada y duerme las (8) horas que sugiere los doctores.

Un programa que restituye los derechos humanos

La primera vez que se dictó leyes en materia de protección laboral en Panamá fue en 1924, a los telegrafistas. Luego a través de la Ley 65 de 1926, los empleados de la Agencia Postal de Panamá, del Banco Nacional de Panamá y del Hospital Santo Tomás tuvieron acceso, pero en ninguno de estos programas se ajustaba a Fiel, María y Digna.

Para el Director de Protección Social del MIDES, Juan Carlos Córdoba, 120 a los 65 es un programa que restituye los derechos de los trabajadores que no devengan ningún salario.

Además, se constituye en una respuesta del Estado para adultos mayores en condición de vulnerabilidad que por diversas circunstancias no lograron beneficiarse de los programas de jubilación o pensión ofrecidos por otras entidades públicas.

“Un segmento importante de esta población que hoy recibe este beneficio está compuesto por adultos mayores que en su edad económicamente activa ni siquiera tenía la alternativa de pagar cuotas de jubilación, dado que estos programas no existían”, explicó Córdoba.

El año pasado el programa brindó cobertura a 125 mil 463 panameños (as) mayores de 65 años que recibieron transferencias por 181.7 millones de balboas. Mientras que en el primer trimestre de 2021 se transfirió 46 millones de balboas.

Fiel, María y Digna vivieron en una época especial. Fueron testigos de acontecimientos históricos como la llegada de la radio en Panamá en 1933, la llegada de la televisión en 1960 y del hombre a la luna en 1969, por mencionar algunos eventos trascendentales. Pero también nacieron en una época donde el Estado panameño apenas ordenaba las políticas sociales de protección.

Se estima que en el país existen 137 mil 123 adultos mayores que no están cubiertos por programas de protección social, jubilación o pensión. Consciente de esta situación el Gobierno Nacional ingresó en el primer trimestre de 2021 a 1,775 nuevos panameños (as) mayores de 65 años que no cuentan con una jubilación.

Estas son buenas noticias para la generación de “Hilacho”, María y Digna, quienes viven una vida tranquila, rodeada de sus seres queridos, recordando lo mucho que han vivido y que aún les queda por vivir.

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