Por: Karin Caballero
No ha sido fácil este encierro forzado para protegernos del coronavirus, todas las personas en situaciones diferentes. Algunos adultos trabajando desde casa y otros pasando el duelo del despido laboral o el cese de funciones, sentirse poco productivo, sin duda, es abrumador. Mientras, los que son padres, hasta ahora es que se han ajustado un poco al sistema de las clases virtuales y aun así sigue siendo una ardua tarea.
Otros han tenido que seguir saliendo porque su trabajo así lo requiere, esos héroes del sector salud, la fuerza pública o el rubro de la alimentación. Así mismo hay estudiantes que no están recibiendo clases, abriendo más la brecha y haciendo evidente la desigualdad de la educación en Panamá.
Con malabares se cuida a los niños, se cumple con las obligaciones de la casa y se suple lo necesario. Nos encontramos en el proceso de reinvención, el ser humano tiene grandes capacidades de adaptación, nos hemos dado cuenta de ello a través de la historia.
Hemos reunidas a dos expertas panameñas en El Digital Panamá, para que nos brinden algunos consejos desde el punto de vista psicológico para ayudar a la población, en especial a aquella que mantiene menores de edad en casa a cómo seguir este nuevo camino y mantener la paz.
Las mismas rutinas
A partir de hoy los padres podrán sacar a sus hijos a realizar actividades al aire libre en los días y horas autorizadas para las personas adultas según su sexo y último número de cédula o pasaporte. Poco a poco volvemos a la normalidad y los expertos coinciden en que hay que establecer y seguir los horarios regulares. Los niños deben levantarse, desayunar, realizar deberes, tener recreación y dormirse en sus horarios normales.
Así lo reafirma, la reconocida psicóloga clínica, Lizzie Brostella, que indica que la mejor forma para que chicos y grandes se adapten a este cambio repentino es través del establecimiento de rutinas y estructuras diarias que sean cónsonas con la realidad que vive cada familia, según edades y posibilidades de tiempo.
Es útil preparar un horario y repasarlo cada mañana con los miembros del hogar. Se puede programar alarmas lo que ayudará a los pequeños de la casa cuándo están por comenzar o finalizar sus actividades. Tener recordatorios regulares ayudará a evitar las crisis cuando llegue el momento de la transición a la nueva normalidad.
Ser creativos en nuevas actividades
Ahora se puede decir que contamos con más tiempo, por lo que hay que agregar nuevas actividades en la rutina. Lilybeth Chavarría, psicóloga y directora del Centro Terapéutico CETEAMA, indica que hay que proponerse metas individuales, por ejemplo, clasificar juguetes, arreglar el ropero o los documentos.
“También hay que dejar tiempo de ejercicio físico con toda la familia, ya sea a través de canciones, dinámicas, dramas, juegos de encestar con potes o latas. Es importante usar lo que se tiene en casa”, agrega la especialista.
Si salen al parque recuerde darles indicaciones a sus hijos de no contacto con otros niños, portar mascarilla y llevar alcohol en gel para las manos. Pueden salir simplemente a caminar, andar en bicicleta o bien practicar yoga para que los niños quemen energía y al mismo tiempo se aseguran que estén activos.
Es bueno hacer una lluvia de ideas y pensemos con qué o a qué jugábamos los padres antes de que existieran los dispositivos electrónicos. De esta manera se limita el tiempo de uso de la pantalla, que es algo en que los psicólogos hacen mucho énfasis. Mejor es hacer una lista de actividades artísticas y artesanales, proyectos científicos, juegos imaginarios, actividades musicales, juegos de mesa o proyectos domésticos.
Manejar la ansiedad
Lizzie Brostella indica que primero que todo es importante comprender que es una época en la que está bien sentirnos abrumados. Es decir, es válido sentir las emociones. Hacer un alto cuando los niños se han acostado y pensar acerca de la situación personal es importante, recalca. También se debe mirar los recursos con los que contamos hoy y tener la conciencia de que con ellos podemos salir adelante.
“Cuando el adulto abre espacios para aceptar su vulnerabilidad se tranquiliza. Nadie tiene todas las respuestas. Es en estos momentos cuando más debemos vivir el día a día. Las cosas se resolverán. No sabemos cómo, pero sabemos que se resolverán. Confiar en los instintos y capacidades que todos tenemos”, manifiesta.
De esta manera evitará que nuestra ansiedad tenga impacto en nuestros hijos. Mantener las preocupaciones bajo control ayudará a toda su familia a navegar esta situación incierta tanto como sea posible. Si se siente abrumado, retírese a solas a una habitación, tómese un descanso o una ducha para tranquilizarse.
En cuanto a los niños, Lilybeth Chavarría, indica que la comunicación será imprescindible y se les debe permitir la expresión de las emociones s a través de dibujos o cuentos. Si llega el conflicto, dar tiempo a calmarse, luego hablar sin juzgar, ni criticar, solo dejar que se desahoguen. Abrazar al miembro de la familia ayuda a bajar la ansiedad o escuchar música relajante, son las recomendaciones. También es bueno tener un tiempo de oración y actividad familiar.
Camino de resistencia no de velocidad
Para nadie ha sido fácil estar mucho tiempo en casa, pero la actitud con que se enfrente será la base de todo. Siga con las rutinas, de lunes a viernes más enfáticas y ya el fin de semana con actividades más relajadas.
Las expertas recomiendan que es buena idea acercar a los familiares y amigos a través de videollamadas, escribir cartas o ver fotos o videos familiares. Para hablarles del coronavirus hay cuentos ya en línea diseñados para los pequeños de la casa y abordar el tema.
Este será un tiempo de esfuerzo y dedicación para la familia y también para nosotros mismos. Si tenemos menores de dos años en casa, saber que estos requieren mayor atención y si hay adolescentes que no quieren ser abrumados, se pueden hacer cápsulas educativas donde diariamente cada miembro de la familia va a presentar la enseñanza de algo a los demás. Aquí los padres pueden aprovechar para enseñar de las finanzas familiares o de la colaboración familiar.
Involucrar a los niños en tareas domésticas según la edad, como poner ropa en la lavadora, ayudar a tenderla, lavar frutas y verduras, poner la mesa, estirar las camas; les fomenta la autonomía y el sentido de la responsabilidad. A ellos les gusta sentirse capaces y que son tomados en cuenta.
De todo esto tenemos hay que salir con el mejor recuerdo. Si superamos esta situación con la mejor cara, podremos superar otras situaciones familiares que se presenten. Explicar a nuestros hijos que esta es una situación única y habrá que restablecer los límites una vez más cuando la vida vuelva a la nueva normalidad. Mantenga su red de apoyo interna o externa, seguimos aquí juntos, pero en lugares diferentes.