La depresión es un trastorno emocional que puede causar disfunción a nivel social, académico o familiar, en el que predomina el humor triste o mucha irritabilidad que debe durar por lo menos dos semanas.
La Dra. Waldys Castillo, Paidopsiquiatra en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid (CHDr.AAM) de la Caja de Seguro Social (CSS), explicó que después de ese tiempo, la depresión puede estar acompañada de síntomas, como: alteraciones del sueño, del apetito, desgano, fatiga e incluso en los jóvenes, pueden tener ideas de culpa, de desesperanza y hasta pensamientos asociados a la muerte o al suicidio.
La causa de la depresión suele ser multifactorial, no existe una razón única como tal, pero se conoce que hay un riesgo en aquellos que tengan familiares con antecedentes de depresión, aunado a situaciones vitales estresantes, o factores de riesgo, y en algunos casos hay que diferenciarlos de cuadros clinicomédicos, que puedan simular síntomas depresivos, señaló la Dra. Castillo.
Mencionó la especialista que los niños deprimidos pueden debutar a cualquier edad, no hay una etapa para que empiece la depresión, simplemente hay que estar pendiente e identificar los síntomas.
“Entre más pequeño es el niño suele ser un poco más difícil, porque al tener poca madurez cerebral y emocional, los síntomas son más inespecíficos, y se va haciendo el cuadro más claro a medida que van creciendo”, puntualizó la galena.
Por temas de vulnerabilidad genética, se ha comprobado que las mujeres son más propensas a padecer de depresión, y por la creencia cultural, el varón tiende a pedir menos ayuda, o acudir con poca regularidad a los servicios de salud. En la adolescencia suelen presentarse con mayor frecuencia en las féminas que en los varones, aseguró la Dra. Castillo.
Recalcó que en el caso de los niños, la población es bastante homogénea, no hay predominio en el sexo en cuadros depresivos infantiles.
Cifras revelan que un 3% de la población infanto-juvenil padece de depresión, en los adolescentes es mayor con un 4 u 8%; siendo menor en niños escolares e inferior en los preescolares.
Indicó la Dra. Castillo que en este aspecto, influyen varios elementos como la genética, factores propios del adolescente y los factores vitales estresantes; por ejemplo, disfunción familiar, maltrato físico, abuso sexual, niños que hayan estado expuestos a traumas de manera crónica, jóvenes que pueden estar pasando por enfermedades tales como leucemia, cáncer, VIH, entre otras y suelen ser detonantes de episodios depresivos en los jóvenes.
Detalló que la depresión es una enfermedad que está ubicada en los trastornos emocionales, la cual es tratable ya que el paciente puede curarse de esta situación; “el hecho de que estoy deprimido, no significa que lo voy a estar toda mi vida”, destacó la Dra. Castillo. El 80% de las personas deprimidas, con tratamiento adecuado, mejoran su cuadro clínico” aseguró la especialista.
TRATAMIENTO
En este punto, la Dra. Castillo dijo que en el caso de la población infanto-juvenil, se trata de usar lo menos posible los medicamentos y se dejan para cuadro grave como depresivo severo, psicosis (desconexión con la realidad, alucinaciones o ideas delirantes).
Por lo general siempre se trata de dar orientación a los familiares y en algunos casos se recomienda terapia psicológica de tipo interpersonal o cognitiva conductual.
La depresión si no se trata a tiempo puede influir en el deterioro del rendimiento académico, fracasos escolares, y si el joven no se diagnostica, puede derivar en otro tipo de situaciones de riesgo, como embarazos, abuso de drogas, conductas inadecuadas e inclusive, puede llegar a padecer otras enfermedades.
“Muchos de los pacientes con pensamientos de suicidio están deprimidos; no todos los casos se deben a depresión, pero se estima que el 60% de los adolescentes han tenido ideación suicida en algún momento”, aseveró la especialista.
Ante esta situación, la Dra. Castillo recomendó que los padres deban estar pendientes, supervisando a los jóvenes, estar alertas ante cualquier cambio, y sobre todo, entender que tanto los niños como los adolescentes pueden tener situaciones cotidianas, en donde su humor pueda cambiar y estar tristes. “Eso es esperado, sin embargo si esa tristeza dura más de dos semanas, le limita sus funciones y va acompañada de incapacidad de sentir placer, se debe pedir ayuda y que puedan ser referidos a atención especializada”, agregó.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 3% de la población infantil representa entre el 10 y el 15% de las consulta de psiquiatría infantil.
Además, cifras de la OMS calcula que la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.
