La pandemia no sólo se llevó la vida de seres queridos, personal sanitario y miles de personas que no alcanzaron a tener una vacuna o atención médica adecuada; también se llevó miles de empleos y generó una crisis económica sin precedentes, que demostró que la salud y el bienestar en general son parte esencial en la economía global.
La COVID-19 evidenció lo poco preparados que están los gobiernos y sus sistemas de salud para enfrentar emergencias sanitarias, la falta de apoyo a los profesionales de la salud que carecen de equipo, infraestructura hospitalaria, material clínico y, en algunos casos, de medicamentos necesarios para ayudar a sus pacientes.
De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2021, a pesar de tener solamente el 8,4 % de la población global, América Latina acumuló cerca de una quinta parte de casos confirmados de COVID-19 y alrededor del 30 % de las muertes en todo el mundo. Lo anterior, sumado a un pobre crecimiento económico acumulado por varios años, provocará la mayor crisis económica y social de la zona por las siguientes décadas.
Ante esta realidad, LLYC ha elaborado el informe: Lo que la pandemia se llevó: el ABC para recuperar la salud y la confianza en las empresas, que explora el impacto de la pandemia en la prestación de servicios y la dotación de insumos para la salud y se analizan las necesidades actuales y posibles soluciones para que los gobiernos y empresas puedan colaborar para recuperar la confianza y, sobre todo, los años perdidos en la salud y bienestar de la población.
Ganar confianza
En el actual entorno de cambio, las empresas farmacéuticas, de diagnóstico, dispositivos y tecnologías para la salud tienen un compromiso para trabajar de manera conjunta con gobiernos y otros participantes del sector salud, y ofrecer mejores servicios para los pacientes. Comunicación proactiva, frontal, transparente, colaborativa y ubicando los territorios de conversación adecuados pueden recuperar la confianza de la sociedad. Las empresas se deben convertir en coprotagonistas de la agenda pública y de la generación de credibilidad.
Entender el entorno y el valor de los datos
Es todavía incipiente el uso del big data y la inteligencia artificial para la identificación y uso de información generada por médicos y pacientes por parte de las empresas del sector salud, y el potencial es muy alto, ya que permiten comprender el contexto en el que se prescriben los medicamentos y el impacto de su adherencia. Sin duda, las empresas que usen las nuevas tecnologías para investigar, entender el entorno y descubrir los desafíos que tienen médicos, pacientes y sistemas de salud pueden tener grandes ventajas competitivas.
Fortalecer el liderazgo, contrarrestar la desinformación y dominar la conversación
Con el acceso a internet, los pacientes han tomado el control del autodiagnóstico, por lo que ya no basta con generar boletines de prensa para medios tradicionales de comunicación, sinousar la transformación digital y la creación de contenido fresco, atractivo y confiable para que los pacientes puedan acceder a información veraz por los canales adecuadosy, de esta manera, contrarrestar los vacíos y riesgos que genera la desinformación.
Estamos mejor preparados: ¿Sabremos aprovechar lo aprendido para abordar la próxima crisis sanitaria?
Aunque los expertos indiquen que podemos tomar lo aprendido para identificar y contener un brote preocupante para situar esta pandemia como la última de la historia, es difícil predecir cómo actuaremos en las segundas partes, especialmente si estas dependen de los organismos locales de salud pública, que funcionan desigualmente según geografías.
Lo que sí es una realidad es que un próximo brote es algo inevitable, pero las pandemias son opcionales si los gobiernos, las empresas y los ciudadanos construyen un sistema sanitario que dé respuesta a necesidades actuales y esté preparado para afrontar futuras amenazas.
Serán entonces las instituciones que inviertan y apuesten por garantizar la continuidad del acceso a la información confiable, a la medicina basada en evidencia, a las pruebas de detección y a los procedimientos médicos para evitar que se agraven los efectos sanitarios de un brote.
Las alianzas público-privadas que luchen por reducir las desigualdades en el acceso a la atención médica y medicamentos, que fomenten el aumento del número de profesionales de la salud, así como las organizaciones que establezcan como prioridad la salud de la población, serán imprescindibles para lograr un cambio hacia una sociedad más saludable y sistemas de salud mejor preparados.