Por Mólotov Lautaro
Los recientes hechos sobre un joven activista, quien fue aprehendido por su presunta vinculación a delitos informáticos y la oleada de comentarios a favor y en contra de la acción judicial que detuvo al caballero, nos lleva hacer una reflexión.
Nuestra intención no es determinar la inocencia o culpabilidad del joven, ya que eso es deber de los fiscales y de sus abogados.
Han sido muchas las opiniones de los sectores políticos sobre el tema. Pero, ¿la clase política está consciente de que cada acción tiene consecuencias?.
Cuando el coronel Claus von Stauffenberg, formó parte de la llamada Operación Valkiria en julio de 1944, que tenía como objetivo matar a Adolfo Hitler y por ende, buscar una salida para Alemania del atolladero de la Segunda Guerra Mundial, estaba plenamente consciente de que si fallaba, tenía la muerte asegurada.
En la política y la guerra, los errores se pagan caro. Una mala lectura de la realidad política conlleva a una derrota segura.
En Panamá, la ruptura de la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC) – alianza electoral que le dio el triunfo a Guillermo Endara en las Elecciones de 1989-, redujo al Partido Demócrata Cristiano (PDC), actualmente Partido Popular (PP) a su mínima expresión.
Los llamados “verdes” pasaron de ser un partido de masas e ideológico, a un colectivo que en cada elección trata de aliarse con algún partido grande para poder alcanzar una cuota de poder.
Desde ese entonces, muchos han sido los intentos del PP para volver a su época dorada en la política panameña.
Los actuales líderes del colectivo nada tuvieron que ver con lo sucedido en abril de 1991, pero deben asumir los costos de sus antiguos dirigentes.
Otro ejemplo, fue el del Movimiento de Refundación Nacional (Miren), que postuló a la presidencia por la vía independiente, al economista Juan Jované en las elecciones generales del 2014 y ahora, un quinquenio más tarde no supieron administrar el caudal alcanzado por la vía independiente.
Hay un adagio que dice que “el que no arriesga no gana”, pero también se debe medir las consecuencias de las acciones.