Por Mólotov Lautaro
Un viejo adagio reza así: “La política es el arte de lo posible”… Cada sector llevará a cabo acciones para lograr su objetivo.
En este punto hay quienes optan por utilizar las llamadas operaciones de bandera falsa.
Y bien ¿qué es una operación de bandera falsa? Es un concepto militar diseñada para aparecer como si fueran llevadas a cabo por otras entidades.
La historia está plagada de estas historias como, por ejemplo: Incidente del golfo de Tonkín en 1964, en la cual EEUU, simuló un ataque de Vietnam del Norte al destructor estadounidense «Maddox», esto desencadenó la llamada Guerra de Vietnam.
El incendio de Roma en el año 64 de nuestra era, en donde Nerón, provocó un fuego donde gran parte de la capital sufrió un incendio de cinco días que dañó gran parte de ella. Tras el incendio Nerón culpó a los cristianos y comenzó la persecución contra ellos.
La administración de Laurentino Cortizo le ha tocado enfrentar una pandemia, la cual ni las potencias mundiales estaban prepararas.
En medio de esto han surgido una serie de protestas – mi intención no es establecer si son justas o no-, es evidente que en algunos casos estas tienden a generar un desgaste al Gobierno.
De la misma forma han aparecido personas que se denominan comunicadores sociales. Lo que desde cierto punto no está mal…
Pero lo curioso es que donde suene una lata allí aparecen, cuentan con mejores equipos que los fotógrafos o camarógrafos de los medios de comunicación existentes.
Otro de los aspectos que sobresalen es la movilidad de manifestantes, los cuales cuentan con banners, suertes y demás accesorios.
Mientras que los estudiantes de la Universidad de Panamá, usan las mismas banderas desgastadas por la militancia en diversas manifestaciones.
Tal es el afán de estos nuevos actores de la política de desacreditar a las autoridades, que no han calculado que pueden victimizar al Gobierno.