Eran las noches de un Panamá sin complicaciones donde la escena musical nocturna se hacía presente en toldos, jardines de bailes y los naitas (night and fun).
En dichos sitios emergía el romance con una canción, donde los enamorados se enlazaban en cuello y cintura en un vaivén acompasado en el que ocupaban un solo mosaico y se le sacaba brillo a la hebilla.
Manuel Antonio Moreno Rivera, fue testigo y parte de esa época que tuvo su punto cenit la década de 1970, bajo el ritmo de los Combos Nacionales.
Este gran cantante y trombonista, recuerda que su gusto por la vida artística fue naciendo desde niño cuando veía a su tío que era cantante en la orquesta de Raúl Ortiz, y este salía vestido con mucha elegancia a sus toques musicales. Sentarse a ver ese protocolo del vestir lo llenaba de gran admiración.
En 1969, paseando por Plaza Amador, se dio un momento clave que cambió su vida y fue cuando conoció que una orquesta estaba buscando un cantante, porque el que tenían no podía ir y podían perder el compromiso.
Su novia de ese entonces, apostó por su talento, que según cuenta el señor Manuel, en ese momento desconocía que tenía y que era cantar.
“Le dije: No digas eso, que yo no canto, yo canto contigo aquí”, relató.
El hecho fue que asistió, ante la novedad que le iban a pagar. En la breve audición, le preguntaron si se sabía una canción del momento, lo que hizo con éxito y de allí nació, su pasión por el canto con apenas 22 años.
Ingresó al grupo Los Chicos Latinos, donde tuvo su primer éxito: Fascinación,
Bajo el ritmo de los Combos Nacionales, cantó en diversas agrupaciones entre ellas Los Juveniles, El Clan sonero, La Universal de Mojica, la orquesta de Chino De La Rosa, Los Mozambiques y en II Batallón de la Guardia Nacional, en este último comenzó a incursionar en la interpretación del Trombón.
Los tiempos de baile en la séptima década del siglo XX era como se decía en esa época “rareza”, donde uno de los sitios que más se llenaba era el Jardín El Soberano.
Había entre otras cosas mucha hermandad entre las agrupaciones, como una especie de Fania Criolla, siendo otras salas bailables el Jardín Balboa, Los Astronautas y el Club de Clases y Tropas.
“Hacíamos llenos completos con Los Exciters, Festival, Fantastics, Mozambiques, Rey Baro, Rigo El Negro, Monchi Luca”, añadió.
En los años con Los Mozambiques tuvo de compañeros a Carlos Martínez y a Arcadio Molinar y en los tiempos que tocó con el II Batallón alternaron con Daniel Santos y Roberto Ledezma.
Además participó en giras culturales por diversos continentes, siendo un país que le trajo gratas experiencias, Alemania.
Reflexionando sobre los Combos Nacionales, dijo que esta música tiene una magia que se ha mantenido a lo largo de los años, en el gusto de los panameños. “Eso permanecerá toda la vida, Elisa, El Presidiario Noche de carnaval: la gente siempre la pide”.
Actualmente el señor Manuel Antonio sigue en el mundo musical donde interpreta temas los Bukis, Leo Dan y también canciones de salsa; no obstante, nunca pueden faltar los temas de los Combos, que traen gran nostalgia, pero también mucha alegría.
A los jóvenes que desean dedicarse a la música, les invitó a tomarle el respeto que se merece y aunque hay que nacer con talento, también hay que estudiar, como lo hizo él con el trombón, instrumento del que hay que tener mucha precisión.
“A los muchachos que echen pal ante, hay mucho talento en Panamá, que es la música es muy linda y es algo que nacimos con eso”, concluyó.
