Por Grisel Bethancourt
Panamá es el epicentro del paso de 13,425 migrantes este año hasta el mes de marzo han pasado por la ruta de Colombia a Panamá. Otros se movilizan vía aérea y marítima, a la expectativa de mejores días.
Lorena Briceño de origen colombiano, como llamaremos a nuestra fuente, quien pidió reserva de su identidad, lleva en Panamá 13 años, ya es una migrante legal. Sus primeros días fueron de expectativa por alcanzar mejores condiciones económicas, las que no encontraba en su nación.
Las circunstancias políticas, económicas y la violencia armada han influido en muchos de los países donde la migración se mueve a grandes rasgos de un país a otro.
Un informe de la Organización Internacional para las Migraciones indica que la cifra de personas migrantes en todo el mundo pasó de 84 millones en 1970 a 281 millones en 2020.
Las personas migrantes internacionales ha subido lentamente, pasando del 2,3% al 3,6% de la población mundial destaca OIM.
Ante el desconocimiento de las situaciones de segundos países, los migrantes se encuentran con discriminación, delitos comunes, estafas, extorsiones, hambre, entre otras vicisitudes.
En Panamá, la provincia de Darién se ha caracterizado por ser uno de los puntos de tránsito más importantes en los últimos 11 años para las personas migrantes extra regionales, comentó Santiago Paz, jefe del Centro Global Administrativo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y jefe de misión en Panamá.
Muchas de las noticias sobre el flujo de migrantes se han localizado en la experiencia vivida de los migrantes que atravesaron el peligroso tapón del Darién. Entre ellas, se encuadran los peligros de los depredadores en las 575 mil
hectáreas de extensión de la selva entre Colombia y Panamá; la trata de personas, robos, abusos sexuales, muertes y abandono de niños y niñas menores de edad a su suerte.
Más allá de conocerse las motivaciones que tiene una persona de arriesgar la vida ante lo desconocido, existen temas no tocados y que permiten hablar más allá de la migración irregular o forzosa.
“Hay que mostrar a los migrantes en escenarios más allá de su trayecto migratorio”, sostiene la OIM.
La OIM este mes en una publicación hizo alusión en que la narrativa mediática en torno a la migración es mayoritariamente negativa.
Por su parte, Lorena Briceño, siente que hay discriminación al momento de referirse a una persona migrante. En los medios se habla de delincuencia extranjera, nombran nacionalidades, creando un estereotipo.
“A muchos colombianos nos catalogan por algo que no somos en realidad”, expresó Betts.
En un estudio desarrollado en seis países (Australia, Canadá, Países Bajos, Noruega, Suiza y el Reino Unido) entre 2013 y 2014, halló una cobertura desfavorable de la migración en los medios. A la fecha todavía mantiene una tendencia desfavorable visible en los medios.
Se han contado historias entre el 2021 y lo que transcurre en el 2022 con titulares locales e internacionales, que han estado enmarcados en hechos ante “los casos de asesinatos y asaltos en la selva”, según el diario El País, por ejemplo, o lo que en un diario local tituló como “Alarma por violencia sexual sistemática a mujeres que cruzan Darién”.
POBLACIÓN VULNERABLE
Elías Cornejo, quien dirige la Red para Migrantes de Fe y Alegría, apuntó a que hay una población migrante extremadamente vulnerable en Panamá.
Trabajan en el sector informal, ha sido el más golpeado durante la pandemia, viven en hacinamiento, ante la falta de vivienda, empleo, educación y comida, en el que las desigualdades han aumentado. Insistió Cornejo en que los rezagos de la política migratoria panameña es un tema ausente.
Briceño al llegar a Panamá se le dio la oportunidad de ser niñera, con ello coadyuvó a ayudar a su familia en Colombia. Al pasar los años fue desarrollando otras habilidades como oficinista hasta llegar a gerenciar importantes locales comerciales, consiguiendo su estabilidad y poder obtener un permiso de trabajo de forma legal.
El economista y teólogo de la Red de Migrantes de Fe y Alegría, asegura que algunos medios no han hecho buen manejo de cómo presentar el problema. Las grandes preguntas son las grandes ausentes.
“Los medios de comunicación se concentran en el manejo poco ético que violenta sus vidas, las veces que sea necesario para el rating”, señala un informe citado de Fe y Alegría y la Red Jesuita de Migrantes de Centroamérica, denominado “Entre luces y sombras”.
El documento determinó que existe en algunas publicaciones noticiosas un tema racial, de género, discriminación, estigmatización, cuyas características de migrantes de piel oscura y formas corresponden a estereotipos en poblaciones haitianas, africanas, bangladeshíes, pakistaníes e indostanés, por citar solo algunas de las situaciones.
Los flujos de las personas migrantes transitando por los países suponen un desafío de respuesta y atención por parte de los Gobiernos, sostiene la OIM para este artículo.
“La OIM mantiene su compromiso de acompañar a los gobiernos, y particularmente, al Gobierno de Panamá para gestionar los retos que se presentan. Lo que hacemos es trabajar con todos nuestros 174 estados miembros para ayudarles a gestionar los retos que presentan los flujos migratorios y lograr que estos sean de beneficio tanto para quienes migran como para las comunidades de origen y destino”, finalizó comentando Paz.
Estos acuerdos han previsto el establecimiento de mesas de trabajo y mecanismos de intercambio de información para el desarrollo y la aplicación de políticas migratorias, mencionó el organismo.
La ética y los derechos humanos serían los grandes capitalizadores de nuevas y mejores historias de los migrantes, que luchan por sobrevivir en países alejados de sus raíces y en circunstancias vulnerables.
