Si bien la labor del Ministerio de Salud (Minsa) durante el quinquenio que está por terminar tuvo sus logros en materia de atención de salud a la población panameña, lo cierto es que siguen existiendo más problemas que resultados, y la salud, a juicio del ministro saliente Miguel Mayo, está en crisis.
El mea culpa del titular de salud se dio en el acto de rendición de cuentas del sector denominado Informe de Gestión 2014-2019, celebrado en el anfiteatro de la Presidencia de la república.
Como logros resaltó los bajos índices que se han obtenido en la prevención del contagio de la influenza mediante una campaña de vacunación que alcanzó en 2018 a 2.3 millones de panameños; la reducción de la mortalidad materno-infantil, el mejoramiento de 120 centros de salud en el país, aunque aún restan 200 por renovar sus instalaciones y servicios. “No tenemos un sistema de salud perfecto, pero sí más resiliente”, afirmó Mayo. Resiliencia es la capacidad de responder con un éxito aceptable ante la sociedad, pese a las adversidades que se presenten.
Sin embargo, admitió que los proyectos hospitalarios se estancaron debido a las trabajas jurídicas y burocráticas que aún mantienen empantanados nuevos nosocomios como la Ciudad de la Salud, el Hospital del Niño, y otros a nivel provincial, como es el de Metetí, Darién, y el Amador Guerrero, de Colòn.
También admitió que su administración no pudo hacer mucho para resolver la falta de medicamentos, debido a la complejidad del problema y los sectores que deben enfrentar, como son los proveedores farmacéuticos, la actualización de los registros sanitarios, el desabastecimiento de fármacos por las licitaciones desiertas y los constantes reclamos e impugnaciones que las atrasan.
Pese a reforzar la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas para actualizar los registros sanitarios, lo que permitió renovar 8 mil registros pendientes, aún falta mucho por hacer y en esto también tienen responsabilidad las proveedoras.
Por último, deploró que la licitación del Hospital del Niño haya vuelto a quedar empantanada por reclamos, impugnaciones y procesos de inhabilitación de empresas, al igual que ocurrió con el nuevo edificio de la facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, cuyo presupuesto existe, pero pende de la resolución de un reclamo elevado por un contratista.