Panamá desde antes del periodo colonial ha sido un territorio de paso migratorio.
En nuestras calles y avenidas es normal ver un crisol de razas.
Un ejemplo de estos son los migrantes de Centroamérica -salvadoreños y nicaragüenses-, que de no ser por su acento colorido pasan desapercibido como cualquiera otro lugareño. En los últimos años, a través de la frontera común con Colombia han entrado un sinnúmero de extranjeros sin ningún control. El Gobierno panameño destina millones de dólares en el gasto alimentario de los foráneos.
Esto se justifica desde el punto de vista humanitario. La mano de obra extranjera es muy cotizada por los empresarios, es común ver a foráneos en salas de redacción, restaurantes, tiendas de abarrotes, almacenes, etc.
No es un secreto que la gran mayoría de estas personas no cuentan con los permisos migratorios, laborales o de salud. A pesar de esto hay quienes los contratan por el solo hecho de que les pagaran menos y estos por necesidad aceptan trabajar bajo condiciones no favorables.
Mientras tanto los panameños tienen que enfrentar la crisis económica generada por el Covid-19 y la mano de obra extranjera. Pero curiosamente vemos algunas personas defender a los foráneos sin importar el desmejoramiento de los nacionales.
Un ejemplo de esto es la Asociación de Panameños Naturalizados que vela por las personas sin documentos más que por los nacionalizados como indica su personería. Vemos en las redes sociales como los motorizados que hacen entrega de víveres y comida rápida se quejan de los retenes policiales.
¿Pero acaso el hecho de ser extranjeros les da el derecho de trabajar sin permiso, sin licencia de conducir o certificados de buena salud como sí deben tener los panameños? Sumado a lo anterior vemos cómo estas personas son vinculadas a casos de sicariato, estafas, entre otros delitos investigados por el Ministerio Público.
Si alguien hace una crítica es acusado de xenofobia….
Nuestras autoridades son tolerantes, pero una minoría de los miles de extranjeros que están en suelo panameño con o sin permiso, se expresan de manera despectiva de nuestras costumbres y tradiciones.
Si Panamá no da un giro de timón seremos el Mariel de las Américas.
Para los que no sepan que significa el Mariel, fue una migración de más de 85 mil cubanos disidentes del régimen comunista de Fidel Castro a Estados Unidos entre 15 de abril y el 31 de octubre de 1980.
En la cultura popular este episodio de la historia es tocado en la película Scarface protagonizada por Al Pacino “Tony Montana”.
La historia cuenta como un delincuente común se cuela entre los asilados y llega a suelo norteamericano.