Al referirnos a los resultados obtenidos en las pruebas ERCE 2019, es fácil decir que Panamá fracasó en educación.
Lo difícil es quién reconoce a la criatura, ya que saldrán quienes opinen que la culpa es de los docentes que no realizan su trabajo, y que justifican la creación de nuevos modelos de contratación de personal docente y administración escolar, abonando el camino hacia la terciarización de ciertos servicios, como está ocurriendo en otras latitudes.
Otros apostarán en la profundización de las políticas neoliberales en el sector educativo, llevando al planteamiento de “la privatización de las escuelas”.
La administración central del MEDUCA apuesta a la reciente creación del Instituto de Formación Docente, que no es otra cosa que la apertura de “fundaciones y OCAS” las cuales buscan hacerse de los recursos financieros de la capacitación docente (Fondo del uno por ciento) y así entrar en el negociado de la Educación.
Deberíamos hacer un recorrido por los dos periodos presidencias que directamente o indirectamente fueron los responsables de dictar las políticas educativas del periodo que fueron evaluados en la prueba ERCE 2019.
Entre los años del 2013 al 2019 se traslapan el gobierno de Cambio Democrático y los Panameñistas.
Durante el gobierno de Cambio Democrático podemos decir, sin temor a equivocarnos, que en ese periodo de gobierno, NO se presentó propuesta alguna que fuera encaminada a resolver los problemas que están relacionados con el desenvolvimiento en el quehacer cognitivo de nuestros estudiantes.
Muy por el contrario, los proyectos presentados, tenían como finalidad cambiar la forma de administrar a los centros educativos y crear nuevas formas de contratación del personal docente, (buscando la enfermedad en la sábana).
No todo fue malo, tenemos que dar crédito al programa “Entre pares”, pero como se trataba de otro negocio, este se convierte en otro programa fallido debido a la falta de visión de las clases políticas que siempre ven a la Educación como una oportunidad para hacer negociados y llenarse de dinero sus bolsillos.
Durante el gobierno panameñista, entraron al escenario nuevos actores (empresarios) y estos vieron un nuevo programa que llamaron Panamá bilingüe, donde se invirtió cientos de millones de dólares.
Este nuevo negocio trajo como consecuencia la reducción de la carga horaria de los maestros en asignaturas como Ciencias, Español y Matemáticas, mismas que fueron evaluadas en el ERCE 2019 y en las cuales tuvimos inferiores puntajes en comparación al TERCE 2013.
Más claro no puede cantar un gallo, ya que mientras la Educación no sea un tema de prioridad para el estado, donde los diversos actores podamos aportar nuestras ideas, y que estas sean llevadas en agenda de nuestros gobernantes y no sean vistas como oportunidades para negociados, no podremos resolver los problemas que afectan a la Educación de nuestro país.
Y qué decir de las actuales autoridades, ya que no vemos una propuesta que les brinde a nuestros niños y niñas las competencias lingüísticas del idioma Español.
Decimos esto porque, a pesar de haberse aplicado la estrategia ATAL “Aprendamos todos a leer”, este proyecto regional de la agenda 2030, impulsado por los organismos internacionales, a los que le tenemos que pagar para decirnos que estamos mal, los niveles bajos de comprensión lectora se mantienen.
A estos organismos no les conviene que mejoremos, ya que también se les acabaría el NEGOCIO.
Para ellos, todos los países de la región, salen por debajo del promedio regional y todos ven obligados aplicar los proyectos que ellos mismos construyen y nos recomiendan.
Esto se puede explicar: o es cierto que somos muy malos, o que nos quieran hacer creer que somos malos, ya que ellos nos imponen un modelo que está mal confeccionado o está concebido para hacernos creer que no podremos mejorar nunca y por eso nos llaman sub desarrollados.
Ojalá la Ministra de Educación, hubiese escuchado a la Ministra de Educación en Cuba, en cuya presentación fue clara, o por lo menos entendí, primero miramos para dentro: qué hacemos como sociedad, qué estamos haciendo mal para corregirlo y qué hacemos bien para replicarlo.
Los llamados huecos de la Ministra de Educación para resolver el problema como si fuera a soplar botella no sirven de nada.
Señora Ministra, primero hay que poner en orden su casa (el MEDUCA), lo primero es sacar las manos políticas en el tema educativo.
Por otro lado, solicitar a las tres direcciones nacionales que pasan agachadas y que no presentan propuestas que nos permita corregir.
Entre ellas, la Dirección de Currículo, para la cual es más fácil asumir programas y proyectos de UNICEF, y así no hacer un mínimo de esfuerzo, ya que pensar es un proceso complejo.
Otra de las direcciones, es la Dirección de Perfeccionamiento Docente, ya que ofrecen seminarios repetidos anualmente. Pareciera que quisieran favorecer a las misma OCAS, universidades y fundaciones.
No existe una real evaluación y validación de estas capacitaciones ya que, en su mayoría, ninguna de estas, han contribuido al mejoramiento de los aprendizajes de los estudiantes.
Por último, no podemos dejar por fuera de nuestra mirada crítica, la Dirección de Evaluación la cual tiene la tarea pendiente de darnos un nuevo modelo de evaluación de los aprendizajes desde el 2010, año en que se modificó el año escolar de bimestres a trimestre.
Todavía seguimos evaluando como si el año escolar estuviera divido en bimestres. Además, hay que revisar que mientras que en la educación preuniversitaria se promociona por 60 %, en la educación universitaria se promociona con 71%.
Eso si hacemos esta comparación de la educación preuniversitaria y universitaria. Pero si vemos la promoción preuniversitaria y examinamos de la educación primaria con la premedia y media, vemos otro desfase que también debemos mejorar.
No vamos a examinar lo que ocurrió en el contexto de la pandemia. Este otro desastre no es objeto de este escrito.
Por el profesor Joaquín Rodríguez
Luchador Social y profesor de Física