La calificadora de riesgo Moody’s Investors Service mantuvo el grado de inversión del país, cambió la perspectiva de negativa a estable y revisó a la baja la calificación soberana de Panamá de Baa1 a Baa2.
Moody’s señala que a pesar de enfrentar necesidades de financiamiento más altas de lo normal, el continuo y sólido acceso al mercado de Panamá le ha permitido al gobierno financiarse a tasas favorables, disminuyendo el costo promedio ponderado de la deuda a 4.0% en 2020 desde 4.9% en 2018.
La calificadora indica que la perspectiva estable refleja un equilibrio entre las fortalezas crediticias fundamentales de Panamá, es decir, una economía dinámica basada en servicios con la inversión como el principal motor del crecimiento y un bajo riesgo de financiamiento.
A mediano plazo, Moody’s sostiene que las sólidas perspectivas de crecimiento son un factor clave que respalda el perfil crediticio de Panamá, y esperan que la tendencia de crecimiento supere el 4% después de 2021, arriba de la mayoría de los pares, dado el papel de Panamá como un centro comercial global, su ubicación estratégica y potencial para seguir atrayendo inversión extranjera, especialmente en el sector logístico.
En un contexto de recaudación tributaria relativamente baja en relación con sus pares regionales y de calificación, Moody’s espera que las autoridades mantengan altos niveles de inversión pública para respaldar la recuperación económica, mientras se enfrentan a las crecientes presiones fiscales provenientes del aumento del gasto corriente y la posición financiera más débil de la Caja del Seguro Social.
La decisión de bajar la calificación se sustenta en el deterioro material de los indicadores fiscales de Panamá, impulsado por el severo impacto económico derivado de la pandemia del Covid-19.