InicioMásPreste atención a las señales, para prevenir suicidios en niños y adolescentes

Preste atención a las señales, para prevenir suicidios en niños y adolescentes

Prestar atención a las señales que reflejan una necesidad urgente de ayuda puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, ante conductas suicidas entre niños y adolescentes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es definido como el acto deliberado de quitarse la vida. Además, revela que es la segunda causa principal de muerte a nivel mundial entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años de edad.

Un informe presentado por dicha organización explica que la mayoría de las personas que intentan suicidarse es ambivalente y no busca exclusivamente la muerte, por lo que se infiere que muchas veces el suicida no quiere fallecer, sino que desea dejar de sufrir.

También, la OMS puntualiza que el suicidio pueden prevenirse a través de recomendaciones tanto en el ámbito familiar como a nivel social, entre ellas reducir el acceso a los medios físicos para suicidarse; tratar a las personas con trastornos mentales; realizar un seguimiento de los pacientes que intentaron quitarse la vida; fomentar un tratamiento responsable del tema en los medios de comunicación y formar a los profesionales de la atención primaria de salud.

En el I Simposio de Pediatría realizado en la Ciudad de la Salud, por la Caja de Seguro Social se abordó el tema del suicidio entre este grupo etario, a través de la paidopsiquiatra Tania Navarro, quien ofreció luces a los galenos presentes sobre cómo tratar este mal.

La doctora Navarro, quien labora en el Hospital de Especialidades Pediátricas “Omar Torrijos Herrera”, reveló un dato preocupante y es que cada vez se registran más intentos de suicidio en niños en edades más tempranas, siendo una de las señales que van mostrando sobre sus intenciones, las autoagresiones.

Lo más común –detalló- son los cortes superficiales en la piel, en respuesta a algún malestar emocional, sin intención de morir. Los mismos no representan un intento de suicidio pero incrementan la vulnerabilidad y riesgo para un posterior intento o suicidio consumado, ya que pueden ser la manifestación temprana de un trastorno mental que requiere atención y tratamiento tempranos.

Otro elemento que se observa entre los muchachos de esta generación y que pudiera influir, es la pobre tolerancia a las frustraciones, factor que los padres deben tomar en cuenta para educarlos, y que en ese espacio de tiempo ellos aprendan a enfrentar los reveses de la vida cuando reciban un no por respuesta.

Con respecto a los estímulos, un factor que pudiera tener incidencia es el fácil acceso a los celulares, las tabletas electrónicas y las redes sociales, que aleja a algunos del poder saber esperar.
Subrayó que los adolescentes sobreexpuestos a dichas tecnologías manifiestan menos habilidades para comunicarse, porque se juntan menos físicamente, conversan menos y hasta muestran dificultades para identificar el cómo se sienten en un momento dado.

La especialista precisó que desconocer cómo formular lo que sienten y cómo procesar la frustración puede provocar que algunos jóvenes reaccionen de una manera desproporcionada y consideren, entonces, hacerse daño o intentar suicidarse como un medio para manejar o solucionar la situación.

Por todas estas razones, consideró que hay que educar mucho a los niños y adolescentes sobre qué ven, qué hacen y con quién interactúan ellos. Además, es necesario que los padres escuchen, comprendan y validen las emociones y opiniones de sus hijos y sean una ayuda y apoyo para un mejor afrontamiento de las situaciones difíciles que les generen mucha disconformidad.

Reiteró que estudios demuestran que previo a un intento de suicidio se presenta la ideación suicida (pensamientos sobre querer acabar con su vida), por lo que es fundamental identificarlos y proveerles de una atención y tratamiento oportuno, para así evitar un intento o suicidio consumado. La persona con estos pensamientos tiende a hacer búsquedas de cómo acabar con su vida, empieza a planificarlo, habla sobre la muerte, escribe sobre la muerte o el suicido, regala sus objetos preciados o escribe cartas de despedida.

Afirmó que el hecho de frustrarse es necesario porque en la vida la persona va a tener diferentes tipos de frustraciones, y si no se prepara desde esa temprana edad va a tener más dificultades en ese sentido.

La especialista destacó que no podemos evitar que los niños sientan, que se enojen o que estén tristes, lo que sí pueden hacer como padres es ayudarles con dichas emociones, para que puedan afrontarlas de una manera más adaptativa.

Por todo ello, es importante el dialogo, la escucha atenta y el no reprimir sus emociones y sentimientos; el acompañamiento de lo que aprenden en la escuela, las redes sociales e internet, interesare por sus amistades y personas con quienes hablan, frecuentan y confían, y sobre todo demostrar su amor, como factor protector contra el suicidio.

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