Por Gilberto Soto/ Especial El Digital.
Seís dólares por docena, en promedio, son las pérdidas que experimentan los productores de piña en la comunidad de La Zanguenga, en La Chorrera, al momento de comercializar sus productos.
Héctor Ábrego es un pequeño productor de piña, y atribuye las pérdidas a los efectos del COVID-19, que ‘arrastra y destruye como un huracán a todos los sectores de la economía mundial’.
Ábrego explica que la inversión mínima por una hectárea cultivada de piña es de 15 mil dólares, de los cuáles, en su mayoría, solo han logrado recuperar el capital y un 5% adicional como ganancia. El costo promedio de la docena de piña es de 16 dólares y, ahora, se encuentra hasta en 10 dólares la docena.
‘La piña es un producto anual que para esta temporada del año, cuando la población atraviesa una dura realidad por el coronavirus, sufre el mayor bajón económico registrado en los últimos años’, dice Ábrego.
A pesar de que la piña es un producto que forma parte de la dieta del panameño, el pequeño productor comparte que la necesidad y efectos en general de la epidemia obligan a las personas a priorizar.
Como alternativa, para comercializar el rubro y no registrar mayores pérdidas, los productores venden al detal aprovechando el incremento de la informalidad en las áreas residenciales.
Apoyo estatal.
Unos 35 productores agremiados a la Asociación de Productores y Exportadores de Piña, en La Zanguenga, piden al gobierno central los beneficie con préstamos blandos por medio del Banco de Desarrollo Agropecuario para mejorar la producción y aspirar a la exportación a China como lo han hecho grandes empresas radicadas en el sector.
Los pequeños productores no tienen los beneficios anunciados por el gobierno central de incentivos debido a que los requerimientos solo son ajustables a las grandes empresas.
La comunidad de La Zanguenga, en La Chorrera, por su alta producción de piña celebra en el mes de abril el Festival de la Piña, evento ferial que este año, por la cuarentena, no se realizó.