Dionel Salazar
Mercadologo
dabdiel2109@gmail.com
Este 1.º de mayo llega con una tónica nada especial ni extraordinaria, sino más bien con una preocupación aún más profunda y vibrante en cada uno de los que nos hacemos llamar parte del movimiento social que defiende aquí y en el mundo los derechos de la clase obrera, de aquellos que militamos de una u otra forma dentro de lo que llamamos la lucha de clases y lo hacemos del lado correcto de la historia y la victoria, a lado de la clase trabajadora.
Llega con sonidos de bombas que gritan el socorro de un imperio en decadencia, otras susurran consignas fascistas, de apartheid, de sionismo o el rezo de algún dios con olor a petróleo y minerales. Llega con incertidumbre financiera en Wall street y Londres, con un ambiente muy semejante a estos mismos tiempos, pero del 2007, llega con la seguridad social más insegura, en proceso de privatización e inhumana, llega con sonidos de tijeras manejadas por cada Estado capitalista, empresas que recortan puestos de trabajo por miles y gobiernos que ayudan a crear condiciones de vulnerabilidad y precarización para cada trabajador y trabajadora, sus hijos y las generaciones que vendrán.
Este lunes las y los trabajadores debemos salir a demostrar que aún estamos y seguimos en los campos de batalla, a demostrar nuestro firme compromiso y convicción de nuestros más grandes principios e ideales. A demostrar que no hay clase más disciplinada y organizada que la nuestra, que estamos listos para luchar y vencer a sabiendas de lo que nos puede costar. A sabiendas de las medidas que haya que tomar y las formas de lucha que haya que adoptar.
En nuestro país este lunes 1 de mayo es un día de lucha. Un día donde nuevamente nos mostramos en pie de lucha contra el alto costo de la vida que las grandes mayorías de nuestra población no puede cubrir, entrando en un estilo de subsistencia precarizada sin poder sufragar con sus ingresos, siquiera, las necesidades más básicas como alimento y techo, con tasas de ocupación informal que superan cualquier expectativa negativa, con un mercado laboral sin garantías para el trabajador y un código de trabajo que en MITRADEL, CAPAC y CCIYAP solo sirve para limpiar con sus hojas el café regado de ejecutivos y empresarios. Una situación laboral deplorable para mujeres y jóvenes, fundamentalmente, es lo que encontramos este 1 de mayo, sin oportunidades, desvalorizados e indefensos ante cualquier injusticia que quiera cometer el burgués de turno para el que se esté trabajando. Y eso para aquellos que sí han logrado encontrar algún lugar donde ocupar una vacante, porque en estos momentos tenemos miles de hombres y mujeres sin siquiera saber qué comerán hoy y que ayer no comieron, miles de adultos, ancianos y jóvenes, hombres y mujeres en situación de desocupados. Este lunes somos un pueblo que debe oponerse con vehemencia al agravio de nuestra soberanía a través de un contrato inconsulto, ilegal y leonino que atenta contra la supervivencia de las actuales y futuras generaciones, que atenta contra nuestros propios recursos naturales y es muestra del lacayismo hacía e intervencionismo imperial de los países del hemisferio norte.
Nos encontramos en una situación nacional donde gran parte de la población se encuentra sin el vital líquido y recurso fundamental dentro de cualquier política de salud pública: el agua.
Donde la calidad de vida de cientos de miles de panameños se encuentra cada vez más afectada y en decadencia producto de la mala planificación de desarrollo urbano debido a la visión que tienen la aristocracia criolla sobre el pueblo trabajador, no somos más que esclavos y números que deben rendir económicamente hasta el día de su muerte sin importar la caja en la que vivan.
No somos más que un objeto a comprar y vender para la patronal. Nos debemos enfrentar ahora también a otra jornada electoral donde llevan al pueblo trabajador a escoger quien será su próximo verdugo, o al menos eso espera el establecimiento, salvo que hallemos la unidad necesaria para impulsar a quien creemos represente los mayores intereses de la clase obrera dentro del ámbito político electoral y que hasta este momento ha hecho un gran trabajo en ese proceso.
Este 1 de mayo es un día para reafirmarnos como clase revolucionaria, como compañeros y compañeras de lucha, como camaradas. Marchamos, no para celebrar, marchamos para luchar, protestar y gritarle a aquellos buitres de la burguesía local e internacional que aquí estamos, de pie, sin otra opción más que la victoria. Vamos a la marcha a demostrar que somos la clase más disciplinada, más organizada, a demostrarle que tenemos a la Patria por delante de cualquier otro interés, que tenemos la justicia como fin y medio, que tenemos la paz como la victoria de los desposeídos y oprimidos. ¡VAMOS A DEMOSTRAR QUE VENCEREMOS!
