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Tailandia y la omnipresencia de la monarquía y el budismo

Por: Marcos Castillo Pérez

De la apacible Siam Reap en Camboya, tomamos vuelo hacia la vibrante y ruidosa Bangkok, la capital del Reino de Tailandia a donde llegamos por la tarde, allí nos esperaba un recorrido por sus atestadas avenidas para llegar al bullicioso barrio de Chinatown, una parada de rigor en esta metrópoli de más de 11 millones de habitantes y una animada vida nocturna. Bangkok ofrece grandes contrastes arquitectónicos entre la parte antigua y los nuevos rascacielos de una moderna ciudad, en la que se entremezcla una sensación permanente de devoción a Buda con el culto a la personalidad del rey Maha Vajiralongkorn, cuyo rostro aparece en cada esquina.

Vajiralongkorn reina en Tailandia desde 2016 como Rama X tras la muerte de su padre y es considerado el monarca más rico del mundo con un patrimonio que supera los 43 mil millones de dólares, fortuna que supera a la del sultán de Brunéi y a los reyes y emires del Golfo Pérsico. Pese a ser una figura controvertida es respetado y casi venerado en Tailandia, al punto que el código penal establece castigos de cárcel que van de los 3 a los 15 años a quien lo critique o difame.

Al día siguiente visitamos el templo de Wat Traimit o más conocido como Templo del Buda de Oro donde se puede contemplar una imagen de Buda de 5 toneladas de oro macizo, según cuentan los tailandeses la imagen permaneció oculta durante siglos tras ser cubierta de yeso para evitar su destrucción durante las guerras. Al igual que en Vietnam o Camboya países donde el budismo es la religión mayoritaria, al entrar a los templos o pagodas hay que hacerlo despojándose de los zapatos.

Otro de los famosos y recomendados para visitar es el Templo del Buda Reclinado, uno de los budas reclinados más grandes del mundo con 46 metros de longitud y en cuyos pies se puede apreciar un grabado espectacular de 108 imágenes que representan acciones positivas del budismo. El tour por la Bangkok antigua nos llevó al complejo conocido como el Gran Palacio que es símbolo de la ciudad antigua, fue residencia oficial del rey de Tailandia entre los siglos XVIII y mediados del siglo XX, es considerado uno de los más bellos del mundo por su exquisita decoración que fusionan el estilo tradicional tailandés con influencias del renacimiento. Dentro del complejo palaciego se incluye la visita del Wat Phra Kaew o el Templo del Buda de Esmeralda que según nos comentó el guía en Bangkok es el más importante de toda Tailandia. Sin embargo a diferencia de otras imágenes esta es relativamente pequeña.

Por la noche tomamos un crucero por el rio Chaophraya que atraviesa la ciudad de Bangkok y que se convierte en una verdadera fiesta flotante, donde la buena comida, la música y el baile se complementa con la interacción con personas de diferentes nacionalidades dando como resultado una divertida y agradable velada. Al otro día nos tocó la salida desde Bangkok hacia el norte del país rumbo a las provincias de Ayuthaya, Angthong y Phisanulok. Hicimos la primera parada en la ciudad de Ayutthaya, la antigua capital del reino de Siam y considerado el más importante centro arqueológico del país, visitamos sus templos así como sus antiguas fortificaciones.

La ciudad de Ayutthaya, fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1991, fue la capital del antiguo Reino de Siam que es como se conocía a Tailandia en la antigüedad. Antes de adoptar el nombre oficial que lleva hoy día, también se le conoció como el Reino de Sukhotai y el Reino de Ayutthaya. En 1939 cambió su nombre a Reino de Tailandia.

Otro de los sitios visitados fue la ciudad de Ang Thong donde se encuentra el templo Wat Muang, famoso por albergar la figura del Buda sentado más grande de Tailandia y el noveno mayor del mundo con casi 100 metros de altura. El siguiente recorrido tuvo como destino la ciudad de Phitsanulok, situada en el centro de Tailandia y considerada uno de los más importantes centros de peregrinación budista del país. Allí tuvimos la oportunidad, muy temprano por la mañana de salir a las calles aledañas al hotel para otorgar una ofrenda a los monjes budistas que a esas horas las recorren y son abordados por los vecinos y transeúntes que les dan las donaciones de alimento mientras los monjes entonan cánticos. Se trata de una interesante experiencia que pudimos vivir de cerca, siendo este uno de los aspectos emblemáticos de la cultura tailandesa.

El resto del día lo dedicamos a recorrer Sukhotai y su espectacular Parque Arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un lugar de una gran belleza que hoy día sigue dando testimonio de la prosperidad de la que gozó la civilización tailandesa durante siglos. Al atardecer emprendimos viaje hacia la ciudad de Chiang Rai más al norte aproximándonos a la frontera con los países vecinos de Laos y Birmania a las orillas del gran lago de Phayao. Ya en Chiang Rai hicimos una primera parada en el Wat Rong Suea Ten o Templo Azul, en él se pueden encontrar pinturas con un estilo similar al del Templo Blanco, son dos construcciones relativamente recientes, el Blanco se construyó en 1997 y el Azul en el 2005. Si bien se trata de dos estructuras llamativas por su diseño, no tienen el valor histórico ni cultural de los otros templos visitados.

En nuestra ruta hacia norte del país hicimos una parada para conocer la Unión de Tribus Norteñas, en el cual habitan las Akha – Lahu -Kayaw o mejor conocidas como las Mujeres Cuello de Jirafa. En la pequeña aldea se exhiben y ponen a la venta sus artesanías y se realizan danzas tradicionales. Según nos contaron el uso de los collares de metal en el cuello más que una tradición estética se debió a una práctica de sobrevivencia, dado que mientras los hombres se iban a trabajar al campo las mujeres que se quedaban en casa fueron víctima de los felinos que habitan en las montañas cercanas, por lo que las mujeres idearon el uso de los múltiples aros de metal para proteger su cuello de los ataques de tigres y leopardos.

Después del almuerzo tomamos camino a Chiang Saen, donde se encuentra el histórico “Triángulo de Oro” del río Mekong, allí hacen frontera; Tailandia, Laos y Birmania, En el pasado este lugar fue utilizado para el tráfico del opio, allí conocimos el impresionante Museo del Opio, el cual muestra la historia del tráfico de esta droga en la región, así como de las repercusiones y afectaciones que causa a la salud humana su adicción. Finalizada esta visita nos aproximamos a Mae Sai, un poblado fronterizo con Birmania donde funciona un mercado de productos birmanos. Actualmente la entrada de turistas a Birmania no está permitida debido al conflicto armado que libra el gobierno militar con grupos opositores y secesionistas, por lo que no fue posible ir más allá de este poblado, que es un sitio donde hay una creciente población birmana, por lo que si pudimos apreciar sus artesanías y pedrería que trabajan con una gran destreza. De vuelta a Chiang Rai, visitamos plantaciones de té y participamos de una degustación.

Nuestra estadía en el norte de Tailandia finalizó en la ciudad de Chiang Mai, la segunda más importante del país, allí visitamos Wat Doi Suthep o el templo de la montaña donde también se encuentra un monasterio de monjes budistas. Ya al anochecer hicimos el recorrido de rigor por el famoso mercadillo nocturno. La mañana siguiente visitamos el campamento de elefantes, situado en plena jungla tailandesa, allí pudimos ser testigos de la fuerza y habilidad de los paquidermos asiáticos y después realizamos el safari a lomos de estas deslumbrantes criaturas. Al día siguiente me despedí de Dennia, Zenia, Fabiola y Freddy, el grupo de latinoamericanos que nos encontramos en el sudeste de Asia y disfrutamos de esta maravillosa experiencia.

Tailandia nos ofreció opciones interesantes que nos permitió ver más allá del estigmatizado turismo de juerga y sexo que abunda en los contenidos de las redes sociales, pero que no es la única alternativa, está esta otra valiosa, rica y agradable oferta que es diferente y que deja sentimientos de satisfacción.

El autor es ex presidente del Colegio de Periodistas de Panamá

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