En Aguadulce, un grupo de amigos decidió, en 2018, transformar la costumbre de ir de cantina en cantina en algo mucho más grande: nació el Tour Cantinero, un recorrido que hoy, ocho años después, se ha convertido en un evento esperado, donde la amistad, la música típica y la diversión se sirven en vaso chico.
La idea surgió de la camaradería y la amistad. “Queríamos rescatar las buenas costumbres del pueblo y apoyar a las cantinas de toda la vida”, cuentan los organizadores. Y vaya que lo lograron: el circuito ya suma más de 25 cantinas visitadas entre locales tradicionales y emprendimientos nuevos que le dan sabor al recorrido.
No se trata solo de beber. Cada parada es una fiesta popular: se canta, se baila murga o tamborito, se juega dominó y se escuchan historias que parecen salir de las paredes mismas de los bares. Es una ruta donde la cultura folclórica de Aguadulce se mezcla con el calor humano de la gente, creando un ambiente difícil de olvidar.
El evento está abierto a todos, con la salvedad de que solo los mayores de 18 años pueden participar del consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, las amenidades y el evento de cierre convocan a familias enteras, convirtiéndolo en una verdadera celebración comunitaria.
La acogida ha sido tan grande que las autoridades locales respaldan oficialmente el tour, (con los permisos correspondientes) y la organización ya trabaja en consolidarlo como un producto turístico. Su meta: que Aguadulce sea reconocido no solo por su sal y su azúcar, sino también por esta ruta que combina diversión, tradición y desarrollo económico local.
Al final, el Tour Cantinero no es un simple paseo de tragos y cervezas, es una experiencia que une a desconocidos y los convierte en amigos, que inyecta vida a los pequeños negocios y que convierte a todo un pueblo en un escenario de fiesta.
Así que, cuando la próxima edición suene en el calendario, la invitación es abierta, súmese al recorrido, levante el vaso y descubra que en Aguadulce, cada brindis es un acto de amistad.