Debido a la carga de promesas incumplidas que dejó el gobierno panameñista de Juan Carlos Varela, la cual incidió gravemente en la anunciada derrota de su candidato José Isabel Blandón, el ejemplo debe servir a los dirigentes del Buen Gobierno para que no incurran en graves errores que pasen costosas facturas políticas al final del camino.
A solo un día de marcha en el quinquenio, han surgido ya algunos problemas que deben ser subsanados para no perder la confianza popular. Ejemplo, el caso del nuevo asesor legal de Pandeportes, cuyo padre está ligado a una empresa investigada por transacciones dudosas en detrimento de la institución. Esto genera suspicacias y plantea posible conflicto de intereses que no debe restársele atención.
Así mismo, el giro de 180 grados asumido por el nuevo alcalde de Panamá, José Luis Fábrega, quien en campaña cuestionó el proyecto de ampliación de la vía Omar Torrijos, por haber devastado cientos de hectáreas de bosques primarios en el área canalera. Ahora, el burgomaestre capitalino sostiene que le dará continuidad en bien de la movilidad urbana.
Vale la pena que el Buen Gobierno se fije bien donde pisa, pues promesas idealistas y populistas solo causarán más desencanto en la población. Una de ellas es la de ampliar el rango de interés preferencial para la primera vivienda familiar, de B/.130 mil a B/.180 mil. Ello es una noticia excelente para quienes aspiren a darle una vivienda digna a sus familias. Pero… ¿ha sido bien pensada esta proyección? Cómo afectará las recaudaciones fiscales por querer impulsar la construcción de barriadas para la clase media?.
Los nuevos ministros, entre ellos, de Educación, Salud y Desarrollo Agropecuario tienen ocho millones de ojos puestos sobre sus actuaciones. Los nueve hospitales dejados “a medio palo” por Varela; los 18 Minsa-Capsi inoperantes; las 35 escuelas en malas condiciones estructurales, el nombramiento de muchos docentes requeridos, así como la promesa de eliminar la Aupsa para frenar el “juega vivo” de las exageradas importaciones, son algunas de las tareas que deberán ser atacadas pronto y con efectividad.
Evitar la confrontación y promover el diálogo con los grupos de opinión es requisito “sine qua non” para mantener un ambiente de calma y diálogo. La manifestación de ayer, escenificada por grupos universitarios de izquierda, fue una pequeña muestra de lo que puede venir. Se debe un constituir un pequeño grupo de negociadores con suficiente poder para enfrentar este tipo de situaciones y que provea de la calma necesaria para gobernar sin sobresaltos.
Pero si los estudiantes universitarios dan qué hacer cerrando las vías, y violando el libre tránsito; más cuidado debe tenerse con los productores que han puesto sus esperanzas en el Buen Gobierno, para salvar sus inversiones. Recordemos lo acontecido hace algunos meses en la marcha de Divisa. Fue una protesta dura y “a caballo”, que obligó al entonces ministro del agro a poner “pies en polvorosa”.
En fin, las trampas de arena dejadas por Varela al Buen Gobierno son muchas. Una de ellas es no haber honrado los pagos a proveedores y contratistas por querer emular a su antecesor con megaobras. Queda pendiente la tarea de buscar los recursos para devolver la confianza a quienes una vez ofrecieron sus productos y servicios “bona fide”.
Hasta aquí en lo que concierne al Ejecutivo. Ojalá la aplanadora legislativa del Buen Gobierno no se salga por la tangente y le haga una mala jugada al nuevo presidente, y pueda cumplir con el plan de acción anunciado en su discurso de toma de posesión. ¡Amanecerá y veremos!
