Cuando me muera y me tengan que enterrar
Quiero que sea con una de tus fotografías
Para que no me de miedo estar abajo
Para que no se me olvide como es tu cara
Para imaginar que estoy contigo
Y sentirme un poquito vivo ( Mátenme Porque Me Muero de Caifanes)
Me levanto medio dormido o aturdido, enciendo la luz de mi cuarto, me siento al borde de la cama, comienzo a detallar un pesadilla que acabo de tener.
De pronto el tic-tac, el reloj de la mesita de noche me indica la hora, son las 3:00 de la mañana. Se me eriza el cuerpo, la noche esta muy fría.
Intento conciliar el sueño nuevamente, en eso se me viene a la cabeza lo que significa despertar a las 3:00 a.m., en el llamado “Tiempo muerto” o “Hora de las Brujas“.
Me cubro el rostro con la almohada, pensando el sueño que tuve, en el cual estaba el Arcángel Miguel con su espada.
El arcángel está corriendo junto a mí, algo me perseguía al cruzar una especie de quebrada o fuente de agua, me caí… Él me observaba fijamente, con su espada me señaló que volviera atrás.
Según la teología Católica, San Miguel, se enfrentó al ángel caído; también se dice que le ofrece a las almas la oportunidad de redimirse antes de morir.
Tomo el sueño como una premonición.
A la mañana siguiente no sé por qué , busco los papeles de mi hipoteca, préstamos, cuentas bancarias y demás para ver si todo está en orden… En eso encuentro un baúl en donde guardo algunas cosas viejas, como por ejemplo una caja que tiene un lazo naranja, mensajes viejos amores, una foto de carnet de una ex de antaño.
Se las voy a compartir
“¡Qué difícil es amarte!, tienes el alma rota, vas por la vida con una sonrisa quebrada, con las alas rotas, con el miedo al amor aunque queriendo vivirlo, y es que te pagaron mal y desmoronaron tus ilusiones, vives con dolor y lágrimas noche a noche.
¡Qué difícil es amarte!, tu solo conoces traiciones, has trato de remendar tu corazón con falsos amores, tristes canciones y alcohol, tratando de anestesiar el dolor.
Qué difícil es para mí hacerte entender que soy diferente, que conmigo podrás encontrar paz, que mis brazos serán tú refugió y mi vientre albergará nuestro retoño.
Los hombres como tú también merecen ser rescatados.
Humedeciendo las ganas en un café sonrío y medito, que tal si le hubiera dado una oportunidad…