Antes de empezar este relato debo disculparme por descuidar la columna por mucho tiempo.
Empecemos… Nunca han sentido cuando están caminado que alguien te mira. En ese momento inconscientemente tienes una lucha interna para voltear a mirar.
Resulta que hace algunos meses estaba en el supermercado comprando una botella de vino cuando siento que mi vecina -la que nunca le he hablado- me mira.
Algo incómodo la saludé con la mano, como para no dejar.
Ella se me acerca y me pregunta si le podía prestar el celular porque el suyo se quedó sin carga. Desde ese día nos saludamos a la distancia, la verdad esta mujer me parecía algo ridícula y pedante.
Todo iba normal hasta que mi vecina me escribió por redes sociales. La verdad no sé porque le respondí.
Con el paso de los días desarrollamos una amistad. Hasta que un día me pregunto ¿por qué eres soltero?. A lo que respondí: Soy inmaduro, egoísta, poco hombre y demás -estos son algunos de los halagos que me han hecho las mujeres en algún momento-.
Su respuesta fue “no me pareces eso que dices”. Tienes muchas cosas que atraen a una mujer, si yo estuviera soltera saldría contigo.
En ese instante intenté cambiar de tema por lo incomodo que se ponía la conversación.
Según mi vecina me comí el cliché de Manic Pixie Dream Girl (Chica hada maníaca de ensueño).
Manic Pixie Dream Girl es un personaje femenino cuyo único propósito en la historia es ser un personaje secundario que debe enseñar y transformar al personaje principal masculino quien está contando su historia.
“La Chica Hada Maníaca de ensueño no es la heroína de la historia, es la musa o guía del héroe. Es un personaje que no tiene un punto de vista y es solo vista desde de la perspectiva del hombre.
Es un personaje que es mentalmente inestable, cuya personalidad es definida por ser peculiar y por sus excentricidades, como la manera como se viste o por sus gustos de música, y que rara vez se ve como es realmente de manera interna. Es un personaje que puede ver el potencial del hombre y que sabe que ella puede guiarlo a un gran destino, pero que no tiene un objetivo propio o una historia afuera de la historia del personaje masculino” y bla, bla, bla.
Retomando el hilo de la conversación
Mi vecina me cuenta que le gusto a una amiga suya que vive en la misma calle que nosotros. A todo esto tomó el comentario como una broma.
Respondo de la siguiente manera “Ahora eres celestina. No me gustan las mujeres más altas que yo.
Mi vecina: Le gustas mucho, dice que te quiere comer”.
“Mira, no me gusta, no me la imagino en ropa interior”.
Luego de esa conversación pasaron unas horas, en eso me llega un mensaje al celular de mi vecina con dos fotos de esas que solo se ven una vez.
Son dos fotos, una en cachetero y la otra en hilo dental de encaje.
Tras este mensaje directo me encuentro entre seguirla la corriente o en hacerme el egipcio.