Mientras me lavaba el cabello con el champú sin sal que utilizo regularmente, escucho una voz que me decía ¿por eso es que tu cabello tiene ese tono negro azabache?.
Antes que pueda darme la vuelta, siento sus pechos en mi espalda, mientras sus manos acarician mi pene. Me volteó rápidamente, puse mi pene contra su trasero. Apoye mi cabeza en su hombro sumisamente arqueó su parte baja para sentir más miembro.
Con el agua mojándonos, la penetré mientras ella gemía de placer, sentí como se humedecía más con cada embestida, hasta alcanzar el orgasmo. El origen de este relato comenzó hace unas tres semanas cuando, una exnovia me escribió que quería hablar conmigo. Lo que recuerdo fue que la relación no término bien, por inmadurez de ambos.
De una taza de café en un restaurante el domingo, terminamos en mi casa cogiendo como hace siete años.
Ángela me toma de la mano, hasta mi habitación y me invita a dormir, me da un beso en la frente. Mientras ella está dormida repaso toda nuestra historia.
Trabajamos juntos hace algún tiempo, para llamar su atención dejaba chocolates y chucherías, hasta que aceptó salir conmigo. Solíamos caminar tomados de la mano como dos adolescentes a la salida del colegio.
Su actual esposo no me soporta, no lo culpo, yo tampoco estaría contento si mi mujer tuviera contacto con algún exnovio.
El tiempo vuela, son las 4:00 P.M. del domingo, ella debe regresar a su casa donde su marido la espera para ir donde los suegros.