Dicen que un hombre y una mujer no pueden ser amigos. En lo personal pienso todo lo contrario, siempre he tenido más amigas que “pasieros”.
El otro día en una sala de espera me tocó ver por una hora un programa enlatado de una cadena internacional, en donde se discutía el asunto.
La verdad es algo complejo y depende de cada persona. En muchas ocasiones varias mujeres se confundieron con mi forma de tratarlas.
Para mí que una amiga, colega o compañera de trabajo me salude no significa nada del otro mundo.
Alguna vez tuve que decirle a una compañera de trabajo: siéntate bien que se te ve casi todo.
También tuve que parar en seco a uno que otro conocido que me preguntaba ¿ya la probaste?…
No voy a negar que he tenido relaciones sexuales con amigas…
Recuerdo que María, una de mis amigas, tuvo un desamor muy fuerte y estuve siempre allí para ayudarla.
Ella es súper simpática y físicamente se ve muy bien, puede conquistar a cualquiera. La acompañé a varias noches de copas y luego tenía que prácticamente arrancarla de la barra porque ya no aguantaba un trago más.
Una de esas noches en la que tuve que hacer de niñera en mi casa, la despechada se me trepó encima en traje de Eva y me susurró al oído que le hiciera el amor. La conmoción del momento me quito la borrachera, y de inmediato me pregunté en silencio ¿Qué hago?
En eso me llama por el nombre del ex, entonces la tomó en mis brazos, la cubro con la sábana y le doy un beso en la frente antes de irme a dormir en el sillón.
EL tiempo pasó y ella se recuperó. Como dos años después fuimos por un café y me preguntó: ¿Por qué no lo hiciste? Mi respuesta fue: eres relinda mamita, pero eres mi amiga y no soportaría verte a los ojos después de aprovecharme de ti en una borrachera. Si hubieras estado en tus cinco sentidos la cosa sería diferente.
Ella se sonríe, me besa en la mejilla y me dice: que tonto eres amigo mío.