El otro día aproveche mis dos horas de salida para hacer algo de cardio cerca de casa, para liberar tensión y distraerme.
En medio de mi caminata pasé frente a la casa de una vecina, con la cual tuve un altercado hace como dos años.
Di unas tres vueltas a la manzana, de pronto ella se asomó al portal a saludarme: “Hola cómo estás, sudando un poco”. Sólo sonreí y seguí mi camino.
Me percaté que la mujer seguía parada frente a su casa con una taza de café mirándome fijamente. No me contuve y me regresé para disculparme si la había ofendido.
Para mi sorpresa mi vecina me invita a tomar una taza de café y a la vez discutir algo.
Recordando el último altercado con la mujer, me pongo a pensar si entrar a su casa o a una jaula de leones hambrientos.
Bueno no tuve otra opción que, acceder a la invitación. Al entrar noto que la mujer escandalosa en las reuniones comunitarias es muy atractiva.
Antes de empezar la pequeña reunión le pido el baño, al entrar noto que el lavamanos no estaba funcionando. Ella me da un poco de gel alcoholado y se disculpa por el inconveniente. Yo sonrió nuevamente y le digo no es nada.
Debe ser la llave o es lo que parece. Cristina -así se llama- me comenta que ha tratado de contactar a un plomero, pero que no ha tenido suerte.
Terminamos de hablar y me retiro. El jueves que me tocaba salir fui hacer las compras y recordé el asunto, compré la pieza.
Le mando un mensaje a la vecina cuando regresé a casa, pero ésta no me contesta.
A la mañana siguiente me entra el mensaje: ¿desayunaste?. Me quedé atónito ante la pregunta.
Le respondo que no, ella me invita y me dice que vea lo del lavamanos. Le respondo que hay cuarentena y que no puedo salir.
“Solo son dos calles y con mascarillas no creo que pase nada”, me responde la chica.
De cierta forma ya me comprometí con Cristina, así que voy a ver si logró la reparación. Al llegar Cristina me hace pasar, voy directo al baño, para mi suerte era lo que yo pensaba.
Al terminar Cristina ya tiene el desayuno listo… Pero lo que me llamó la atención fue la ropa corta y ceñida que tenía puesta.
¿En serio?… No puede ser lo que estoy pensando… Comienzo hablar de política, sé que esto aburre a la mayoría de las personas para mi sorpresa en esta ocasión no fue así. Ella me siguió la conversación con una elocuencia envidiable.
Después de un rato me retiro…. Como a las tres y tanto de la tarde me tocan la puerta… Hola te traje sopa… Quedo nuevamente sorprendido con la acción y la vestimenta, un traje diminuto.
Antes de servir la sopa, voy al grano ¿Cristina que buscas?… Ella cruza las piernas, sonríe y responde nada que tu no quieras. Nos besamos y antes de darnos cuenta ya estamos desnudos en el suelo.
Descubrí que mi vecina es una amante fogosa experta en la felación y otras cosas que no las puedo decir aquí. Antes que iniciara el toque de queda Cristina se retiró, no sin antes decirme nadie puede saber lo que pasó.