La Dra. María Fernanda Meneses, Pedagoga musical-psicopedagoga y presidenta de la Fundación Admírate, manifestó que la primera infancia que comprende a niños y niñas entre 1 y 6 años de edad, necesita potenciar el desarrollo de todas sus áreas tanto cognitivas, como emocionales, sociales, comunicacionales, de lenguaje y psicomotor.
Para la especialista, esto conlleva a realizar juegos manipulativos, a desarrollar su capacidad para dar nuevos significados que les permita adquirir nuevos aprendizajes, comprender su entorno y desarrollar habilidades de pensamiento lógico, análisis, síntesis, memoria, entre otras, desarrollar su creatividad e imaginación, adquirir gradualmente autonomía al explorar su entorno familiar y social y desarrollar habilidades emocionales.
Para Meneses, hay una situación muy preocupante que requiere la atención de padres de familia sobre la salud de sus hijos frente al tema de los videojuegos, especialmente en la primera infancia, cuando se le está dejando a los videojuegos el entretenimiento de los niños.
“En el año 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que la adicción a los videojuegos es un desorden de salud mental que aborda los desórdenes relacionados con comportamientos adictivos, y en este tiempo de pandemia, la situación se ha agravado en nuestro país y debe ser tratado como un tema de salud pública”, destacó la también escritora María Fernanda Meneses.
Explicó que los videojuegos han pasado a formar parte de la experiencia cotidiana durante el diario vivir, sobre todo en los niños y jóvenes. Al igual que otros medios tecnológicos como internet, la televisión, y los teléfonos celulares, han modificado el entorno cultural y social de la mayoría de las familias.
“El gran problema se presenta en los hogares con los padres de familia cuando quieren poner límites, ya que sienten que su hijo está creando un uso excesivo de los videojuegos hasta el punto de interferir con la vida personal y las actividades diarias de los niños y jóvenes, y las reacciones de estos niños y adolescentes no suelen ser muy agradables”, indicó Meneses.
Manifestó que la adicción trae como consecuencia interferencia en las actividades diarias, reducción de las relaciones interpersonales, problemas y discusiones familiares, disminución del rendimiento académico, abandono de aseo personal, de no comer en las horas determinadas en el hogar, aislamiento social y sobre todo a manifestar sentirse aburridos ante cualquier otra actividad que no sea videojuegos.
Además, los niños y jóvenes les genera irritabilidad, ansiedad, cambios de humor, depresión, trastornos del sueño, trastornos alimenticios, deshidratación, dolores de cabeza, problemas en la vista, síndrome del túnel carpiano.
Destacó los graves eventos que se han registrado en Panamá y el mundo, donde niños y adolescentes han atentado contra su vida y se han vuelto agresivos cuando no se les permite continuar con sus videojuegos, y la adicción es ya una verdadera enfermedad.
“Las familias deben tomar conciencia y tomar medidas a tiempo, o buscar ayuda con expertos en el tema con el fin de regular nuevamente sus actividades cotidianas sin que los usos de videojuegos interfieran en ella”, concluyó la Presidenta de la Fundación Admírate.