A la comunidad Espavé en Panamá Oeste, llega un proyecto de gran valor para la conservación de los recursos naturales de la zona: un vivero de engorde de cocha negra, con una capacidad de reproducción de 5,400 moluscos juveniles.
El Ministerio de Ambiente se une a la Autoridad de Recursos Acuáticos (ARAP) en la construcción de este espacio en los manglares de Bahía de Chame, en donde miembros de la Asociación Agro turística del Espavé Ebenezer y la Asociación Defensores Unidos del Manglar de Sajalices de Chame (DEUMSA), se suman a esta estrategia, que hará posible la recuperación y conservación de las poblaciones naturales del recurso, que permita contribuir significativamente al mejoramiento de su calidad de vida y del entorno ecológico.
Tala y mala extracción
Datos de la Dirección de Información Ambiental de MiAMBIENTE, arrojan que desde el 2012 hasta el 2019 se han perdido 358.94 hectáreas en el manglar de Bahía de Chame, producto de la tala ilegal.
De igual manera, encuestas realizadas por la entidad en la zona, indican que años atrás los concheros durante dos horas en el mangar recolectaban cerca de 50 a 60 docenas de este bivalvo, ahora, encuentran 20 docenas y cada día deben adentrarse más al humedal debido a la escasez del producto en ciertos puntos.
A fin de cambiar esta realidad MiAMBIENTE cuenta con el proyecto de restauración de la Bahía de Chame que incluye la reforestación de 500 hectáreas de manglar en la zona, el establecimiento de dos puestos de control y vigilancia, para combatir la tala ilegal, la elaboración de un plan de manejo del área protegida para que pueda existir un co-manejo con las comunidades vecinas y un componente de capacitación.
El factor educativo es crucial, tomando en cuenta que por mucho tiempo, esta actividad se ha dado de forma irracional y descontrolada. Las tallas de extracción van de 44, hasta 47 milímetros, correspondiendo a la etapa adulta del molusco, que a su vez no afecta el proceso de reproducción.
¿Cómo funciona este espacio?
Gustavo Nelson Collada, ingeniero de pesca de la dirección nacional de integración y desarrollo de ARAP, informa que el vivero tiene un tamaño de aproximadamente 100 metros cuadrados, actualmente ya hay 2400 conchas sembradas, con un crecimiento de 1.5 milímetros por mes. Se espera que lleguen a la etapa adulta en un periodo de 8 meses a un año.
“Este proyecto va ayudar a que haya un mejoramiento natural del área. Hemos visto la merma en el producto”, detalla Collado.
El vivero de engorde de concha negra consiste en albergar o retornar al medio las conchas juveniles para ser protegidas y una vez que alcancen su desarrollo los concheros puedan aprovechar el recurso; es decir que la concha que no tiene el tamaño normado se debe regresar al medio para que continúe su desarrollo. La siembra de más bivalvos continuará a medida que se vayan extrayendo aquellas que tengan una talla de 47 milímetros.
Ingresos cónsonos con la protección ambiental
Jean Carlos Martínez, vicepresidente Asociación Agro-ecoturística del Espavé Ebenezer, informa que el vivero, aparte de proteger a la especie, es importante para la promoción del turismo sostenible en el área. “Traemos a los turistas para que participen del proceso de siembra de mangle, de concha y sepan la importancia de conservar el medio natural”, expresó.
Durante varias épocas los pescadores artesanales en todo el Pacífico, de igual forma a los pobladores del Espavé y Sajalices, en la provincia de Panamá Oeste se han dedicado a la extracción de esta especie.
Riesgos para las personas
Las manglares fungen también como barreras naturales, su destrucción ocasiona problemas de erosión en las comunidades cercanas, aumentando así los riegos de inundación. Aparte que la tala acaba con la reproducción natural de alimentos como concha negra, almejas, entre otros.
Merma en otras zonas
Un estudio de mercado de la concha negra, realizado por el consultor independiente Arturo Reyes Valverde, arrojó que los manglares de Alanje, David y San Lorenzo en la provincia de Chiriquí, cada vez tienen menos concha y se le atribuyen a diferentes factores, gran cantidad de extractores, contaminación de suelos y agua y tala excesiva.
En el 2001 se podían extraer en promedio, en cada viaje al manglar hasta 98 docenas de conchas. Según el estudio, en Alanje se extraían en promedio 68 docenas, Pedregal hasta 109 docenas y en el Oriente Chiricano hasta 117 docenas. Al año siguiente esto cambió y se establece una tasa de decrecimiento anual de 8.86%.
Con relación a la iniciativa del vivero de engorde de concha negra, MiAMBIENTE y ARAP inicialmente darán la asistencia técnica, seguimiento y capacitación a los miembros de la comunidad, para que posteriormente pueda ser atendido y administrado por ellos.