José Edwin Sánchez M.
Especial para el Digital Panama
Hace 26 años dejó el territorio terrenal, “El Tigre” Victorio Vergara Batista. En pleno apogeo de su carrera con los “Plumas Negras” y con 54 años de edad, el acordeonista, dijo adiós, dejando un legado musical.
Él perdió la batalla por un derrame cerebral sufrido un sábado 18 de julio de 1998, cuando su público lo esperaba en el Club La Unión de La Chorrera para uno de esos bailes exitosos.
La noche anterior (17 de julio) amenizó su último evento en el desaparecido Jardín La Parra de Juan Díaz, junto a los colegas del Diario Crítica, Jorge Olmos (QEPD) y Crispín Chavarría salimos a dar una vuelta y llegamos a esta actividad, sin imaginar que seríamos testigos de la última presentación de “El Mandamás”, como también le llamaban, en una tarima.
Sin dudas, junto Manuel “Nenito” Vargas y el conjunto Plumas Negras marcaron un hito en la música panameña, el cuál a 26 años de su partida, liderado por “Nenito” siguen manteniendo ese legado y siguen siendo, uno de los mejores del ambiente típico.
Victorio se distinguió por su profesionalidad y don de gente, era una persona que le gustaba cumplir sus compromisos y estaba pendiente de lo que acontecía en el conjunto.
Era común observarlo luego de interpretar un tema bajar y saludar al público, brindarles un refresco conversar con ellos, y si había una cámara por allí, tomarse una foto con sus fanáticos.
En esta época en que cada celular tiene una moderna cámara, Victorio sin dudas, sería uno de los más fotografiados de la farándula.
Su legado en la música se mantiene intacto, las nuevas generaciones no lo vieron en el escenario, pero conocen lo importante del impacto que causó en la música, por ello, a los 26 años de su partida, el pueblo no lo olvida.
