Por: Isaac McFitheach
Británico Julio Quesada, conocido en el mundo literario como Fígaro Ábrego después de la muerte de su madre. Nació el 2 de octubre de 1968. Fue hijo, hermano, sobrino, primo, tío, compañero, amigo, estudiante, maestro, periodista, escritor, asesor, diplomático, actor y creador de contenido.
Para mí, fue mi tío, mi padrino, mi mentor, mi maestro y mi amigo.
En el campo de la música, compartimos la admiración por la genialidad de Elvis Presley y Queen, así como los sentimientos que evocaban Aerosmith, Bon Jovi, The Cardigans, Iron Maiden, Journey, Luis Miguel, Madonna, Michael Jackson, Nirvana y Shakira.
Con él aprendí los 7 pasos para disfrutar una cerveza, los 4 pasos para apreciar un buen ron, y las 3 fases para catar vino. Y, lo más importante, el arte de “pasar la goma”.
Me enseñó que Panamá no es un país centroamericano. Yo, por mi parte, le enseñé sobre la cultura griega y cómo la Biblia habla de Alejandro Magno y sus cuatro generales antes de su nacimiento.
Juntos aprendimos quién fue Leonardo, quién era Cecilia y qué es un armiño.
Disfrutamos viendo jugar al Manchester United de Sir Alex Ferguson.
Me hablaste sobre la hermosura de la mujer panameña y la dulzura y tentación de la mujer colombiana. Me enseñaste que el camino hacia el Instituto Nacional de Salud Mental consiste en tratar de entender a las mujeres, y que lo mejor es respetarlas y amarlas, porque, según su ciclo menstrual, cada día convivimos con una mujer diferente.
Creo que intercambié más correos electrónicos contigo que con cualquier chica que alguna vez intenté cortejar.
Contigo aprendí que los hijos no somos responsables de las acciones de nuestros padres, pero no hay nada más hermoso que el amor entre hermanos.
En estos pocos años que compartimos, me diste palabras de aliento, tiempo de calidad, apoyo económico y recompensas por ser una persona fiel y leal.
Lo más importante de este viaje llamado vida es disfrutarla al máximo.
Claro, no fue perfecto; de hecho, aprendí mucho de sus imperfecciones.
Tuvo un padre que le falló, y para su eterna vergüenza, él no le falló ni a su hija ni a mí.
Se separó de nosotros el 3 de marzo de 2025, pero vivirá por siempre a través de sus libros.
El autor es médico.