Esta historia empezó hace más de diez años, cuando les dieron el diagnóstico: su hijo es autista.
Para muchos es una situación ajena, señala Saúl, padre de un niño con este trastorno, a quien la noticia lo tomó por sorpresa, pero que, una vez recibida, optó por buscar información y verificar qué era lo que podía hacerse ante esta realidad.
“Al momento sentí un vacío por ello, pero hoy día, puedo decir que eso me ha permitido crecer como persona, mi hijo tiene esa condición, pero hemos podido salir adelante y vemos cómo demuestra habilidades en las artes, en las que se destaca al dibujar”, resalta este padre del, ahora, adolescente de 14 años de edad.
Un caso parecido, se experimentaba hace unos años atrás en una oficina, cuando Carlos (omitiremos su apellido, por reserva), siempre mostró gran habilidad para recordar fechas importantes.
En conversaciones personales, uno de sus compañeros confirmó que él tenía autismo, quizás no dominaba algunas cosas, pero cuando se requería confirmar un dato histórico, él era la referencia.
El 2 de abril, se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el autismo, creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Condición – autismo
Cuando se habla de autismo, se refiere a una afectación en el desarrollo del cerebro, lo cual lleva a que una persona socialice con otras de manera distinta, causando inconvenientes en la interacción social y comunicación.
Este trastorno contiene patrones de conducta, muchas veces repetitivos o restringidos, sostiene la Dra. Yadia Vergara, neuróloga pediatra del Hospital de Especialidades Pediátricas “Omar Torrijos Herrera”.
Para aclarar dudas: “No es una enfermedad, sino una afección neurológica que ocurre en el desarrollo de la niñez y dura toda la vida”, precisó la especialista.
Este es un trastorno muy complejo, el espectro autista no tiene una causa específica, y presenta síntomas variables en los distintos casos; no obstante, muchos autores coinciden en relacionarlo con la genética y el medio ambiente, destacó la Dra. Vergara.
Entre los factores considerados para generar esa situación, la neuróloga pediatra sostuvo que “genéticamente y entre los más asociados está el síndrome del cromosoma X frágil, también algunas cambios genéticos que pueden aumentar el riesgo de padecer este trastorno”.
Por ello, estos pueden afectar la forma de comunicarse las neuronas, determinando la gravedad de los síntomas, aseveró.
Resaltó que los factores ambientales han sido tomados en cuenta, al relacionarle con infecciones virales, medicamentos y complicaciones en el embarazo de la madre, lo que puede incidir en aumentar los riesgos sobre esta patología.
De importancia
Se han identificado algunos factores o genes hereditarios, los cuales han mostrado que si el padre sufre de esta condición, su hijo puede desarrollarla, recalcó la Dra. Vergara.
“Los primeros indicios de que una persona es autista, pueden darse a los doce meses, que es la etapa en la que el niño puede comunicarse con gestos y palabras, ya que durante esta fase el infante está en su etapa de socialización”, dijo.
No obstante, señala que “personalmente me reservo el diagnóstico como tal, entre los tres y cinco años, porque requiere evaluaciones continuas, terapias u otras factores que estén incidiendo en que estas conductas sean persistentes”.
Al no ser una enfermedad, sino un trastorno, es a través de la terapia cuando se hace un diagnóstico temprano, y esta persona puede modificar su conducta.
Los tratamientos son las terapias, ya que estas van dirigidas a modificar la conducta, atención, flexibilidad e impulsividad del niño.
Señales a considerar
Entre las características que puede presentar un niño con el trastorno autista está el retraso en el lenguaje, no compartir o relacionarse con otras personas, no muestran extrañar a sus padres, ya con más edad, pueden experimentar dificultades al comunicarse, al no comprender instrucciones, incluso algunos pueden ser agresivos, precisó.
“A ellos hay que aceptarlos como son, la comunidad debe ser una extensión de su hogar, brindarle las herramientas para que sean felices y la comunidad educativa sepa cómo manejarlos, porque ellos tiene la capacidad de aprender y desarrollarse con otros niños”, sustentó la Dra. Vergara.
Apoyo ante todo
Para la psicóloga Marissel Barrios es importante recordar que la persona con este trastorno tiene las mismas necesidades de afecto y apoyo familiar que los demás niños, aunque tenga alguna dificultad para expresarlo.
Ante la confirmación de este diagnóstico, destaca la Lcda. Barrios, es positivo que las personas muestren emociones y preocupaciones, para luego informarse sobre ello y, posteriormente, iniciar un proceso de intervenciones con los profesionales, lo que llevará a que, tanto el padre como la madre, se sientan más cómodos ante esa realidad.
La especialista que forma parte del equipo de la Policlínica San Juan De Dios, de la Villa de Los Santos, indicó que “la persona con esta condición, disponiendo de intervenciones, puede desarrollar sus habilidades en diferentes ámbitos”.
Cifras de autismo en la población escolar
De acuerdo a los registros del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), en Panamá están inscritos 1541 en el Programa de Autismo de la entidad.
En el caso de la ciudad capital, en la sede de la institución en Betania, se les garantiza la atención a 403 estudiantes, 118 de ellos lo hacen la misma sede, y 285 lo hacen en las aulas de apoyo en escuelas inclusivas de Panamá centro y San Miguelito.
Estadísticas sobre el autismo en Panamá
Los Santos 28
Herrera 16
Darién 2
Bocas del Toro 7
Chiriquí 51
Coclé 52
Colón 46
Panamá 519
Panamá Oeste 190
Veraguas 44
Total 955
• Cifras remitidas por la Secretaría Nacional de Discapacidad