La Federación Internacional de Periodistas (FIP) y su organización continental panafricana, la Federación de Periodistas Africanos (FAJ), han condenado hoy en los términos más enérgicos el vergonzoso secuestro y reclutamiento forzoso de tres periodistas en Burkina Faso, describiéndolo como un acto de represión escandaloso, profundamente perturbador y sin precedentes que pone en grave peligro el futuro del periodismo en el continente, ataca el núcleo de la identidad, la dignidad y la libertad de los periodistas y sienta un precedente peligroso y vergonzoso que debe ser rechazado con absoluta claridad y urgencia.
Los días 24 y 25 de marzo de 2025, Guézouma Sanogo, presidente de la Asociación de Periodistas de Burkina Faso (AJB), Boukari Ouoba, vicepresidente de la AJB, y el periodista Luc Pagbelguem fueron secuestrados a plena luz del día por agentes vestidos de civil vinculados a los servicios de inteligencia burkineses. A los pocos días, aparecieron unas inquietantes imágenes militares que mostraban a los tres periodistas vestidos con uniformes militares, estacionados en una base militar y presentados públicamente como soldados alistados a la fuerza. A estos periodistas no se les dio opción, ninguna explicación legal ni la oportunidad de hablar por sí mismos; solo se les coaccionó, se les intimidó y se les ocultó públicamente su identidad profesional.
Por si fuera poco, la junta militar gobernante disolvió la AJB el 25 de marzo de 2025. Asociación profesional respetada y legítima, afiliada tanto a la FAJ como a la FIP, la AJB ha sido durante mucho tiempo un pilar vital para los periodistas en Burkina Faso. Su desmantelamiento arbitrario pretende claramente castigar su defensa de la libertad de prensa y su negativa a someterse al control autoritario. Constituye un ataque directo y deliberado al derecho de los periodistas a asociarse libremente y un golpe calculado contra la voz colectiva y la resistencia de los periodistas.
Omar Faruk Osman, presidente de la FAJ, describió los sucesos como uno de los capítulos más oscuros y vergonzosos de la historia del periodismo africano. «Lo que presenciamos en Burkina Faso es un ataque brutal e injustificado a la libertad de prensa y un intento flagrante de borrar la identidad de los periodistas mediante la militarización forzada. Como africanos, estamos indignados por este violento secuestro de nuestra profesión. Nuestros tres colegas burkineses han sido despojados de sus derechos, su dignidad y su vocación. El régimen militar ha transgredido todos los límites de la decencia. Ha deshonrado los valores del periodismo africano, ha insultado la inteligencia del pueblo burkinés y ha deshonrado cualquier idea de que defiende el progreso o la liberación nacional. Rechazamos esta crueldad en su totalidad y llevaremos este asunto ante las más altas instancias de la gobernanza africana y la justicia internacional».
La FIP, que representa a más de 600.000 periodistas de todo el mundo, se hizo eco de esta condena con igual urgencia. Anthony Bellanger, Secretario General de la FIP, declaró : «No se trata solo de un grave abuso de poder, sino de un delito deliberado contra periodistas que han sido despojados de sus derechos, arrancados de su profesión y obligados a asumir un papel que no les corresponde. Son periodistas, no soldados. Son civiles, no reclutas. Lo que ha hecho la junta es ilegal, inmoral e indefendible. Nos solidarizamos firmemente con la FIP y con los periodistas de Burkina Faso, quienes se enfrentan a un nivel de represión indignante y sin precedentes históricos. El mundo no debe mirar hacia otro lado. Un régimen que secuestra a periodistas hoy silenciará a la opinión pública mañana».
La FIP y la FAJ afirman conjuntamente que estas acciones representan una flagrante y grave violación de las normas africanas e internacionales de derechos humanos, incluyendo el derecho a la libertad de expresión, la libertad de asociación y la protección contra el trabajo forzoso. Ambas federaciones consideran que lo que está ocurriendo en Burkina Faso es un intento deliberado de militarizar la disidencia, criminalizar el periodismo y desmantelar la esencia misma de la libertad de prensa. Si no se detiene urgentemente, se corre el riesgo de sentar un precedente destructivo en toda África.
Las dos federaciones exigen la liberación inmediata e incondicional de Guézouma Sanogo, Boukari Ouoba y Luc Pagbelguem. Insisten en la plena restitución de la Asociación de Periodistas de Burkina Faso (AJB), con todas las protecciones legales y el reconocimiento. También exigen el fin de todas las amenazas, la intimidación y los actos de violencia contra periodistas en todo Burkina Faso.
Más allá de estas reivindicaciones, la FAJ y la FIP piden a los sindicatos de periodistas, a las organizaciones de defensa de la libertad de prensa, a los movimientos de la sociedad civil y a los actores internacionales –en particular a la Unión Africana y a las Naciones Unidas– que adopten medidas decisivas, condenen estos abusos y exijan responsabilidades a las autoridades burkinesas.
La FIP y la FAJ reafirman que no cejarán en su compromiso de defender sin reservas a los periodistas. Su labor de defensa continuará hasta que los tres periodistas sean liberados, se les restablezca su dignidad y regresen a donde pertenecen: a su asociación profesional y a su trabajo en los medios, no tras las alambradas de un cuartel militar.